Existen, como todo maestro sabe, dos estrategias pedagógicas de orden general. El método didáctico se asocia con la transferencia de información del docente al alumno, siendo la función del educador enseñar hechos y conceptos de un modo estructurado y relativamente fijo. El método constructivista, en cambio, desplaza el énfasis de la enseñanza hacia el aprendizaje, procurando que el alumno construya los conceptos, descubra los hechos y se apropie de los datos por sí mismo.

La tendencia contemporánea es hacia esta última filosofía, aunque resulta obvio que en la vida real es imposible crear un ambiente perfectamente constructivista tanto como no es posible sostener uno perfectamente didáctico. Esto sucede, por un lado, porque hay momentos en los que el docente enseña a pesar suyo y otros en los que el alumno demanda ser enseñado. Por otra parte, un método didáctico -por más estricto que sea- no puede evitar que el alumno construya conocimiento en forma autónoma, ya que esto forma parte de su propia naturaleza.

No vamos a debatir aquí las implicancias de una y otra estrategia, pero sí nos interesa analizar la relación de ambas con las nuevas tecnologías.

Existe una difundida creencia en la complementación perfecta entre el uso educativo de la computadora y el método constructivista. La computadora es promocionada como un instrumento ideal para fomentar la construcción autónoma de conocimiento, al punto de sostenerse que cualquier aplicación informática con fines educativos representa una instancia constructivista.

Pero antes de analizar si este es el caso, repasemos brevemente los axiomas básicos de esta teoría. Según el constructivismo...

En el terreno opuesto, el método didáctico tiene un componente behaviorista que se apoya en la práctica repetitiva como modo de reforzar el aprendizaje. También se le asocia el concepto de la enseñanza secuencial, siguiendo pautas fijas predeterminadas por la práctica que el alumno no puede modificar y a las que debe someterse sin discusión.

Con estos elementos en mente, es fácil ver que la inmensa mayoría de las aplicaciones informáticas llamadas "educativas" -tanto las comerciales como muchas producidas por educadores independientes- no responden al paradigma constructivista.

Es indudable que hay saberes que caen dentro del rango del método didáctico. Por lo general se trata de destrezas, como cantar o ejecutar un instrumento musical, operar una máquina o efectuar cálculos aritméticos mentalmente. En esos casos los aprendices recurren a maestros para que "les enseñen" didácticamente técnicas y estrategias, y la práctica intensa y repetitiva es fundamental. La propia operación de la computadora es, mayormente, un "conocimiento" de este tipo. Pero en todo lo que tenga que ver con la comprensión debemos ser muy cuidadosos de nuestra pedagogía, y en particular no caer en el espejismo de asumir que la computadora es constructivista per se.

En realidad, si lo pensamos bien, las aplicaciones más comunes de la computadora son una seria tentación hacia el behaviorismo. En su base está el concepto de la "automatización": nos acostumbramos a obtener ciertos resultados como consecuencia de ciertas acciones, y tendemos a ignorar los procesos intermedios y su análisis, lo cual a menudo no nos parece necesario desde una óptica pragmática.

Pero si estamos educando, la cosa cambia. Cuando la automatización no es inherente a lo que deseamos promover en el alumno, siempre debemos poner a la comprensión como uno de los objetivos primordiales. Es muy importante, entonces, que los maestros estén al tanto de equivocaciones como las mencionadas más arriba; que se formen el hábito de analizar exahustivamente las actividades que la computadora les propone en busca de fallas metodológicas, y que presten mucha atención al diseñar sus propios proyectos de aplicación para evitar caer en serias contradicciones pedagógicas, con daño para los alumnos. Por sobre todo, es necesario que el docente no limite su didáctica a las posibilidades más obvias que le ofrece la computadora, sino que la ponga al servicio de las estrategias que dicta su profesionalismo.

He aquí algunas claves para aplicar conceptos constructivistas a las tareas que encargamos realizar con ayuda de una computadora:

Cuándo recurrir al método didáctico y cuándo al constructivista es una decisión que cada maestro debe tomar en atención al tipo de conocimiento que tiene que promover y a las necesidades de sus alumnos, nunca para satisfacer a la tecnología.