México, una revolución distinta

“Era el desenlace de una revolución muy distinta de las sudamericanas. Mientras en el Sur la iniciativa había correspondido a las elites urbanas criollas, y éstas pese a las inesperadas miserias que la revolución les había traído, conservaban en casi todas partes en 1825 el control del proceso que habían iniciado, en México la revolución comenzó por ser una protesta mestiza e india en la que la nación independiente tardaría decenios en reconocer su propio origen. […] En septiembre de 1810, Hidalgo proclamaba su revolución: por la independencia, por el rey, por la religión, por la Virgen india de Guadalupe, contra los peninsulares. Peones rurales, y luego los de las minas, se unieron a las fuerzas revolucionarias, que tomaron Guanajuato, donde la masacre de la Alhóndiga (el granero público en que se habían refugiado, junto con los soldados del rey , los notables peninsulares y criollos de la ciudad) y el saqueo hicieron mucho por separar del movimiento a los criollos ricos. […]”

Fuente: Tulio Halperín Donghi. Historia contemporánea de América Latina.

Madrid, Alianza Editorial, 1993.