Opiniones del padre Carlos Mugica sobre el capitalismo y el socialismo
¿Qué
es glorificar a Dios? No es ponerle veinticinco velas a los santos. No.
Sí ayudar a que un hombre sea más hombre. Si yo a este hombre lo ayudo
a leer y escribir, glorifico a Dios, porque lo ayudo a crecer como
hombre. Ayudar al hombre a ponerse de pie. No pararlo. Él solo se tiene
que poner de pie. Ayudarlo a ayudarse.
Por eso, como
movimiento, los Sacerdotes del Tercer Mundo propugnamos el socialismo
en la Argentina como único sistema en el cual se pueden dar relaciones
de fraternidad entre los hombres. Que cesen las relaciones de
dominación para que haya relaciones de fraternidad. Un socialismo que
responda a nuestras auténticas tradiciones argentinas, que sea
cristiano, un socialismo con rostro humano, que respete la libertad del
hombre.
En el orden económico y social, nuestra
estructura económica es anticristiana y opresora. Primero porque en
lugar de estar la economía al servicio del hombre, el hombre está al
servicio de la economía.
[…]
La
justicia se encarna en la vida entera de la sociedad. No basta darle a
cada cual lo suyo en un plano meramente individual. No se trata de que
los individuos ricos ayuden a los individuos pobres, sino que se trata
de que los pobres dejen de ser pobres. […]
Vivimos en
un sistema capitalista, en el cual el motor fundamental es el lucro. El
lucro es ‘el’ motivo de este sistema económico. Esta sociedad es
inmoral, no solamente porque las riquezas se reparten en forma
desigual, sino porque el tipo de hombre que propone esta sociedad es un
hombre alienado, un hombre inhumano, es el hombre consumidor […].
Tenemos
que buscar otro tipo de sociedad y aquí aparece la reflexión sobre la
posibilidad de acceder al socialismo. ¿Cuáles son las pautas que debe
tener en cuenta un cristiano para saber qué sistema puede adecuarse
mejor o no a sus valores? Primero, el Evangelio; segundo el Magisterio
de la Iglesia y después los signos de los tiempos.”
Mugica, Carlos. Peronismo y Cristianismo. Buenos Aires. Editorial Merlín, 1973.
Encíclica Populorum Progressio (selección)
“[…] La propiedad. 23.
‘Si
alguno tiene bienes de este mundo, y viendo a su hermano en necesidad
le cierra sus entrañas, ¿cómo es posible que resida en él el amor de
Dios?’ (1Jn 3, 17). Sabido es con qué firmeza los Padres de la Iglesia
han precisado cuál debe ser la actitud de los que poseen respecto a los
que se encuentran en necesidad: ‘No es parte de tus bienes —así dice
San Ambrosio— lo que tú das al pobre; lo que le das le pertenece.
Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La
tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos’.
Es decir, que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho
incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso
exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les
falta lo necesario. En una palabra: ‘el derecho de la propiedad no debe
jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la
doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes
teólogos’. […]”
Carta Encíclica Populorum Progressio del
Papa Pablo VI a los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles de todo el
mundo y a todos los hombres de buena voluntad sobre la necesidad de
promover el desarrollo de los pueblos, marzo de 1967.