Para acabar con Ingmar Bergman. El séptimo sello, de Woody Allen (fragmento)

NAT (observando perplejo.): ¿Quién es usted? LA MUERTE: La muerte. NAT: ¿Quién? LA MUERTE: La Muerte. Escuche… ¿puedo sentarme? Casi me rompo el cuello. Estoy temblando como una hoja. NAT: ¿Quién es usted? LA MUERTE: La Muerte. ¿No tendría un vaso de agua? NAT: ¿La Muerte? ¿Qué quiere decir… La Muerte? LA MUERTE: ¿Qué diablos le pasa? ¿No ve mi traje negro y mi rostro blanco? NAT: Sí. LA MUERTE: ¿Y le parece que puedo ser Pinocho? NAT: No. LA MUERTE: Entonces soy La Muerte. Ahora bien, ¿podría darme un vaso de agua… o un agua tónica?    NAT: Si se trata de una broma… LA MUERTE: ¿Qué clase de broma? ¿Tiene cincuenta y siete años? ¿Nat Ackerman? ¿Calle Pacific 118? A menos que me haya equivocado… ¿dónde habré dejado el papel? (Se revisa los bolsillos hasta que saca una tarjeta con una dirección. La verifica.) NAT: ¿Qué quiere de mí? LA MUERTE: ¿Qué quiero? ¿Qué le parece que quiero? NAT: Debe de estar bromeando. Estoy en perfecto estado de salud. LA MUERTE (sin dejarse impresionar.): Uh-uh. (Mira en derredor.) Es un hermoso lugar. ¿Lo hizo usted mismo? NAT: Tuvimos una decoradora, pero yo la ayudé. LA MUERTE (mirando una foto en la pared.): Me encantan esos chicos de ojos grandes. NAT: No quiero irme todavía. LA MUERTE: ¿Usted no quiere irse? Por favor, no empecemos. No empeore las cosas, la ascensión me ha mareado. NAT: ¿Qué ascensión? LA MUERTE: Subí por la tubería de desagüe. Quería hacer una entrada dramática. Vi las ventanas abiertas y pensé que usted estaría despierto leyendo. Imaginé que sería divertido subir y entrar así, por las buenas, ya sabe… (Chasquea los dedos.) Pero me enganché el tacón en una enredadera, se rompió la tubería y me quedé colgando por un pelo. Después se me rasgó la capa. Mire, mejor vámonos de una vez. Ha sido una noche terrible.