Las ideas anarquistas
Proudhon y el gobierno
“[…]
Ser gobernado significa ser observado, inspeccionado, espiado,
dirigido, legislado, regulado, adoctrinado, sermoneado, controlado,
medido, sopesado, censurado e instruido por hombres que no tienen el
derecho, los conocimientos ni la virtud necesarios para ello. Ser
gobernado significa, con motivo de cada operación, transacción o
movimiento, ser anotado, registrado, controlado, grabado, sellado,
medido, evaluado, sopesado, patentado, autorizado, licenciado,
aprobado, aumentado, obstaculizado, reformado, reprendido y retenido.
Es con el pretexto del interés general, ser reformado,
disciplinado, puesto en rescate, explotado, monopolizado, extorsionado,
oprimido, falseado y desvalijado, para ser luego, al menor movimiento
de protesta, reprimido, multado, objeto de abusos, hostigado, seguido,
intimado a voces, golpeado, desarmado, estrangulado en el garrote,
encarcelado, fusilado, juzgado, condenado, deportado, flagelado,
vendido, traicionado y, por último, sometido a escarnio, insultado y
deshonrado.
Esto es el gobierno, ésta es la justicia, ésta es la moralidad”.
Proudhon,
J. “La idea general de la revolución en el siglo XX”. En: Alonso, M.
E., Elisalde, R. y Vázquez, E.Historia Argentina y del mundo
contemporáneo.
Buenos Aires, Aique, 1994.
Bakunin y el Estado
“[…]
El Estado es autoridad, es el despliegue ostentoso y engreído del
poder. No busca congraciarse, convencer ni consentir. Cada vez que
interviene, lo hace de modo singularmente desafortunado. Porque por su
naturaleza misma no puede persuadir y ha de imponer o ejercer la
fuerza. Por mucho que pueda intentar disfrazar esta naturaleza, seguirá
siendo el violador legal de la voluntad humana y la negación permanente
de toda libertad.
E incluso cuando el Estado emprende
algo positivo, lo deshace y estropea precisamente por venir en forma de
una orden, porque toda orden provoca y despierta la legítima rebelión
de la libertad; y también porque desde el punto de vista de la
verdadera moralidad, de la moralidad humana y no divina, el bien
realizado siguiendo órdenes venidas de arriba deja de ser bien y se
convierte en mal. La libertad, la moralidad y la dignidad del hombre
consisten precisamente en no hacer el bien porque se le ordene, sino
porque lo concibe, lo desea y lo ama.
El Estado,
cualquier Estado –aunque esté vestido del modo más liberal y
democrático– se basa sobre la dominación y la violencia, es decir sobre
un despotismo que no por ser oculto resulta menos peligroso”.
Bakunin,
M. “Escritos de filosofía política”. En: Alonso, M. E., Elisalde, R. y
Vázquez, E.Historia Argentina y del mundo contemporáneo.
Buenos Aires, Aique, 1994.
Godwin, la influencia negativa del poder y el reemplazo por las comunidades
[…]
Godwin sostuvo que “los gobernantes tienden, inevitablemente, a abusar
del poder para su beneficio egoísta. Esto acaba por determinar la
formación de grupos y clases que, al amparo del gobierno, y por medio
de él, explotan a los demás, creando un completo sistema de privilegios
excluyentes. Los gobernados, por su parte, se ven obligados a
defenderse. Y, mientras los gobernantes apelan a la fuerza y al fraude
(justificado por las leyes que ellos mismos dictan) para mantener su
situación de preeminencia, los otros recurren también a cualquier
expediente (la violencia, el engaño, el servilismo) para defenderse del
ataque continuo y sistemático de que son objeto. Si se produce un
cambio de posiciones, los últimos harán lo mismo que hicieron los
primeros, y así sucesivamente. Por consiguiente, es preciso eliminar la
fuente de estos males reemplazando al Estado, cuya expresión
autoritaria es el gobierno, por pequeñas comunidades en las que quede
suprimida toda fuerza de coacción y los intereses colectivos sean
resueltos por acuerdo voluntario".
Montenegro, W.Introducción a las doctrinas político-económicas
. F. C. E., 1997.
Bakunin y la abolición de la propiedad privada
“[…] Detesto la comunión porque es la negación de la
libertad y porque no concibola humanidad sin la libertad. No soy
comunista, porque el comunismoconcentra y engulle en beneficio del
Estado todas las fuerzas de la sociedad;porque conduce inevitablemente
a la concentración de la propiedad en manosdel Estado, mientras yo
propugno la abolición del Estado, el desarraigodefinitivo del principio
mismo de la autoridad y tutela propios del Estado, el cual,con el
pretexto de moralizar y civilizar a los hombres, lo único que hasta
ahoraha hecho ha sido esclavizarlos, perseguirlos y corromperlos.
Quiero que lasociedad y la propiedad colectiva o social estén
organizadas desde abajo haciaarriba por medio de la libre asociación, y
no desde arriba hacia abajo mediantela autoridad, sea de la clase que
sea. Propugnando la abolición del estado,propugno al mismo tiempo la
abolición de la propiedad personal recibida enherencia, la cual no es
sino una institución del Estado, una consecuenciadirecta de los
principios del Estado. He aquí por qué, señores, yo soycolectivista,
pero no comunista”.
Bakunin, M. Segundo Congreso de la I Internacional. Berna 1868. En: Bakunin y anarquismo.
Proudhon, la crítica al modelo capitalista de producción y su reemplazo por cooperativas.
[…] Proudhon expresó:“‘La
propiedad es un robo’. Fue también uno de los primeros al proponer la
sustitución del mecanismo capitalista de producción, distribución,
consumo y crédito, por las cooperativas, y pensó asimismo en utilizar
bonos de trabajo en lugar de dinero para impedir el enriquecimiento
injustificado y el atesoramiento”.
Montenegro, W..Introducción a las doctrinas político-económicas.
F. C. E., 1997.
Bakunin y la acción revolucionaria
“[…] Sentando como premisa el hecho de que la clase
poseedora monopoliza el ejercicio de la autoridad a expensas de los
desposeídos, Bakunin llegaba a la conclusión de que no sería posible
restablecer el equilibrio y la justicia en las relaciones humanas sin
antes haber desalojado del gobierno a los poseedores. Y que, como estos
disponían de la fuerza para defenderse, sólo por la fuerza se lograría
desprender de sus manos los instrumentos de la opresión económica y
política, poniendo en juego para ello el único recurso decisivo: la
violencia organizada e inexorable”.
Montenegro, W.Introducción a las doctrinas político-económicas.
F.C.E, 1997.