Huarpes: costumbres que se apagan
La octava cultura aborigen del país
Los
relatos decían que la cultura huarpe había desaparecido de Mendoza. Y
que el único vestigio existente del pueblo era sólo la memoria escrita
y oral de sus costumbres. Sin embargo, una reciente encuesta del Indec
demostró que sólo en la provincia hay 11.725 hogares donde vive al
menos un descendiente de estos primeros pobladores del desierto. A ello
se suman los datos que aporta Diego Escolar, investigador delCricyt* / Conicet y profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.
Presencia urbana
Sí,
quedaron atrás algunas costumbres, como la del lenguaje, que domina
sólo el 4% del total de los descendientes que viven en la región de
Cuyo. Es que los huarpes que conocieron los españoles en la época de la
conquista estaban asentados en la parte occidental y periférica andina
del país -en San Juan, San Luis y Mendoza. Esto se explica en "Historia
de Mendoza", el libro de Jorge Scalvini publicado en 1965. Hoy, gran
parte de los descendientes está literalmente fuera del sistema. Sin
embargo, hay un dato muy importante que asombra a los especialistas: el
69% de los descendientes vive en zonas urbanas. Diego Escolar,
investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y
Ciencias Ambientales (Ianigla), dependiente del Cricyt, profesor de la Universidad Nacional de Cuyo
y autor del libro “Los dones étnicos de la Nación. Identidades Huarpe y
modos de producción de soberanía en la Argentina”, aclara que “muchos
descendientes de los huarpes están en las ciudades. La sociedad está
más dispuesta a aceptar que el aborigen esté en el campo, pero no a que
se encuentre en la casa de al lado. Este dato es importante porque la
sociedad proyecta los descendientes de los aborígenes lo más lejos
posible”. Respecto de la supuesta desaparición de los huarpes, Escolar
remarca que “en el siglo XVII se decía que se habían extinguido, y
perduraron en forma semioculta y en ciertos momentos resurgieron, como
ahora”.
Cifras y porcentajes
En
toda la región y en Buenos Aires, los descendientes de huarpes suman
14.633 ciudadanos. De éstos, 12.710 se encuentran en Cuyo. La cifra es
relevante porque se trata de la octava cultura aborigen con más
pobladores en el país. Las más importantes en este momento son la
Mapuche y la Toba. De los huarpes, 6.500 son hombres y 6.151 son
mujeres. El 5,6% es analfabeto, y la mayoría tiene primario completo y
secundario sin terminar, y sólo el 3,7% logró finalizar sus estudios en
el nivel superior o universitario. En muchos casos, la falta de
instrucción se debió a los recursos escasos de estas personas. Por
ejemplo, sólo 394 niños de más de 5 años accedieron a una beca para
estudiar. De estos pequeños, el 42% debe recorrer a diario más de 3 km
para asistir a clases. Algunos, el 47%, caminan hasta 2,5 km todos los
días. Inclusive hay 220 chicos que llegan a la institución a caballo o
en mula. Además, dentro de los motivos de deserción escolar, la
encuesta que forma parte de la investigación evidenció que la mayoría
dejó sus estudios por falta de dinero y por tener que trabajar.
Algunos no se reconocen huarpes
Un
dato interesante refiere a los descendientes de los huarpes que no se
reconocen como tales. Si se toma a Cuyo, de los 12 mil hay 3.092
personas que tienen ese linaje, pero que no se sienten huarpes. Para
Diego Escolar, esto tiene mucho que ver con uno de los factores que
mantuvieron a este pueblo en silencio. “En efecto, durante generaciones
se mantuvieron memorias de huarpes; muchas familias tenían conciencia
de su pasado pero lo mantenían en secreto debido a la discriminación
social que existía. Con la crisis del Estado en los años 90 el
prejuicio comenzó a romperse. Lo cierto es que también hubo un proceso
histórico donde hubo luchas indígenas hasta el siglo XIX y principios
del XX, que es parte del tema en el que trabajo. Estos conflictos
habían sido ocultados, tapados por la historiografía oficial. Una de
las razones era la toma de posición sobre qué cosas eran importantes y
cuáles no lo eran. A la Historia la escriben los que ganan”.
Condiciones de vida
La
misma encuesta reveló que la mayoría de los descendientes son jóvenes
de entre 5 a 29 años. De los 12 mil solo 2.610 viven en comunidad.
Ninguno de los pequeños y adolescentes recibe sus clases en el lenguaje
madre de esta cultura. Los ancianos, o la población de la tercera edad,
se encuentran abandonados, puesto que de los descendientes de huarpes
que viven en Cuyo, el 54% no recibe jubilación ni pensión. Para peor,
el 56% no está cubierto por obra social o plan de salud privado o
mutual. Por eso, el 73% se hace atender por un médico sólo en un
hospital público. ¿Y qué pasa dentro de las viviendas? El Indec
demostró que el 18% de los hogares donde habitan descendientes de los
huarpes tiene necesidades básicas insatisfechas. Esta media es mayor a
la que se presenta en los hogares donde no habita un descendiente de
aborigen. Además, el 23% de los hogares son rurales y en ellos no hay
desagües, ni red pública ni pozo ciego. A esto se suma que el 8,4% de
las viviendas tiene pisos de tierra o ladrillo suelto, y que el 6,1%,
en sus cocinas, usa leña o carbón como combustible.
* Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet / UNCu / Gobierno de Mendoza), sito en la capital provincial.