Características de las vicuñas

En la Puna, desierto de altura de Perú, Bolivia, Chile y la Argentina, vive la vicuña, cuyo nombre científico es “Vicugna vicugna. Es la especie más pequeña de los camélidos y habita entre los 3000 y los 4800 metros sobre el nivel del mar. A menudo ha sido perseguida y sacrificada para comercializar su hermosa lana. Su capacidad de adaptación a un ambiente tan crítico la convierten en interesantísimo animal de estudio. Se estima que durante el Imperio Incaico existían 1,5 millones de vicuñas. En esa época, la caza indiscriminada estaba prohibida y tanto los animales como su lana eran propiedad del inca. Con la llegada del español, los camélidos sudamericanos comenzaron a ser diezmados y, particularmente, la vicuña por su valiosa lana. La disminución en el número de animales fue drástica y continua hasta hace pocos años.
La implementación de medidas proteccionistas logró que el número de ejemplares aumentara. Las razones para proteger activamente a la vicuña eran diversas: la disminución en el número de animales y la reducción en su distribución; su altísimo valor económico como recurso natural renovable; la posibilidad de ser un factor de cambio socioeconómico para la población humana puneña.
La distribución de la vicuña en nuestro país abarca el noroeste de las provincias de San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy, y en la actualidad hay aproximadamente 13.000 animales. La vicuña se adapta a un lugar de baja productividad vegetal por su tamaño relativamente pequeño y, en consecuencia, por una demanda de alimento proporcionalmente baja. Las vicuñas adultas pesan entre 35 y 50 kilogramos y la longitud del cuerpo es de alrededor de un metro. Las patas terminan en dos dedos con almohadillas en su parte inferior. Otro rasgo adaptativo de las vicuñas es que son los únicos rumiantes que tienen crecimiento continuo de los incisivos (al igual que los roedores). Los vegetales de los que se alimenta son de difícil digestión debido a su alto contenido de fibras. La vicuña tiene el estómago dividido en compartimentos donde el alimento permanece mucho más tiempo que en el de otros herbívoros.
Una lana muy especial compuesta de dos capas, una más gruesa externa y una más fina interna, le permite soportar las bajas temperaturas de la Puna. El diámetro de la fibra es de 12 micrómetros (cada micrómetro es la millonésima parte de un metro). Además, durante una lluvia, la capa interna se mantiene seca y aislante, porque la superior se dobla al mojarse. Las vicuñas se revuelcan todos los días y cubren así la lana con una capa de polvo que, al separar las fibras, genera un espacio con aire; este se calienta con la temperatura del animal y produce un efecto de aislación térmica con respecto al medio externo.
Un macho de vicuña con cinco hembras en su territorio, durante cinco años, tiene, potencialmente, 25 crías, mientras que cada hembra tiene, a lo sumo, cinco. Otra conducta de especial interés es la de la agresión, mecanismo por el cual los machos monopolizan hembras. Uno de los aspectos más interesantes en el comportamiento social de la vicuña es el que se refiere al conflicto en la relación materno-filial. Las hembras más exitosas son aquellas que tienen la mayor cantidad de crías vivas durante su vida y el factor más importante para lograrlo sería el incremento en la eficiencia de la crianza, o sea la inversión (leche y cuidados) que la madre realiza en la cría.

Entonces, en definitiva, las vicuñas son joyas de la naturaleza muy atractivas como objeto de estudio y, cuando nos acercamos a ellas, no debemos olvidar que son el rebaño de la Pachamama.