Las discotecas son, junto con los recitales de rock y los "boliches" bailanteros, los lugares más concurridos por la juventud argentina actual.

Durante la década de 1960 los jóvenes adquirieron, tanto en nuestro país como en el resto del mundo, un protagonismo fundamental. El movimiento hippie, las luchas anticolonialistas y antiimperialistas, la resistencia a la guerra de Vietnam, los levantamientos de Mayo del '68, por citar sólo algunos ejemplos, se nutrieron de jóvenes que desde distintas perspectivas y estrategias cuestionaron el orden instituido. Algunos optaron por abandonar la sociedad de consumo e intentaron edificar un mundo basado en el amor y la libertad. Otros buscaron el cambio radical de sociedades que consideraban injustas y desiguales. Unos y otros participaban de la extendida creencia en la acción colectiva como herramienta para transformar las sociedades y acceder a un futuro mejor.

En la actualidad, la mayoría de los jóvenes no cree que los cambios en el mundo dependan esencialmente de sus acciones. Muchos se han retirado de la esfera pública y buscan entre sus pares y con su familia el afecto y la seguridad que no hallan en otros espacios. En las grandes ciudades, tienden a formar agrupamientos fugaces (tribus), sin otro objetivo que el de satisfacer la necesidad de estar juntos, compartiendo el aquí y el ahora.

Tanto el protagonismo público de los jóvenes durante las décadas de 1960 y 1970 como su retraimiento actual se relacionan con tendencias que impactan sobre toda la sociedad. En la actualidad, la búsqueda del placer aquí y ahora, el individualismo y el descreimiento hacia la política no son patrimonio de la juventud. Del mismo modo, en los años '60 y '70, no eran sólo los jóvenes los que creían posible la construcción del paraíso en esta tierra.

Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, el estudio de las formas de participación y socialización juveniles constituye una vía de entrada particularmente fértil para estudiar tanto los principales procesos históricos del último medio siglo como las problemáticas centrales de nuestro presente.

Esta temática permite articular distintas dimensiones de análisis así como variados contenidos curriculares. Desde la perspectiva de nuestros alumnos es conocido el particular entusiasmo que muestran por las cuestiones referidas a su experiencia y a la de sus pares, cercanos o lejanos en tiempo y espacio. Gracias a este natural entusiasmo por temas y problemáticas con los que se sienten identificados, los jóvenes podrán realizar comparaciones significativas y vincular sus prácticas cotidianas con los grandes procesos políticos y culturales del pasado y del presente.

Propuesta

Le proponemos guiar una investigación sobre los jóvenes en los '60 y en la actualidad.

1. Para abrir la discusión sobre el tema y a la vez plantear hipótesis o preguntas que puedan guiar la investigación, a continuación transcribimos una selección de textos en los que se reflexiona sobre algunas características de ambas juventudes.El siguiente es un fragmento de una entrevista realizada por José Abadi a Daniel Cohn-Bendit, líder de la revuelta estudiantil que tuvo lugar en Francia en mayo de 1968:

Abadi: -Le voy a preguntar al político de hoy la diferencia entre los ideales de los jóvenes de la generación sesentista y los de los jóvenes de fin de siglo.

Cohn-Bendit: -Nosotros apostábamos a dirigir nuestro destino, ésa era nuestra lucha. Pretendíamos construir aquel mundo que anhelábamos. Las preocupaciones de los jóvenes de hoy -ligadas al vacío, el cuidado de la naturaleza o la falta de trabajo- no eran nuestros fantasmas. Pretendíamos ser los arquitectos de nuestro porvenir. Hoy, ellos le recuerdan a la sociedad que están aquí, presentes. Y ésta debe darles el sostén material que les permita su desarrollo personal. [...]

Abadi: -¿Tiene conciencia de que la juventud actual, menos atrapada probablemente en la ilusión, tiene poca confianza en las promesas de los políticos?

Cohn-Bendit: -El sentido crítico y también un cierto desencanto han sustituido a la fascinación previa. El resultado es tomar distancia pero, al alejarse de los lugares de decisión, en vez de reemplazar a los políticos, estos jóvenes los dejan a ellos en la dirección de la cosa pública.

Revista Viva, Clarín, 10 de mayo de 1998.

El siguiente es un fragmento de una entrevista realizada por Susana Colombo al sociólogo Emilio Tenti Fanfani.

"Periodista. -Tradicionalmente los jóvenes eran contestatarios. Esa rebeldía ¿ya no existe? [...]

Emilio Tenti Fanfani. -Esta juventud es muy cuestionadora también. La diferencia es que no disputa a las generaciones mayores el poder en la economía, la política, los campos donde mandan. La juventud ha logrado, por ejemplo, mayores equilibrios de poder en el ámbito de la vida privada. Hay espacios donde los jóvenes mandan. [...] Hay un mundo donde ellos hacen lo que quieren: se visten como quieren, comen lo que quieren, hacen el amor como quieren, cuando quieren y con quien quieren."

Suplemento Zona, Clarín, 19 de julio de 1998.

En una entrevista concedida al diario Página/12 durante 1998, el sociólogo Ricardo Sidicaro sostuvo que en los años '60 los jóvenes se socializaban en un contexto que favorecía la participación y el compromiso con las cuestiones públicas. En cambio, "Hoy vivimos una época muy distinta. Han cambiado muchas cosas y todavía no nos hemos adaptado a los cambios. Estamos en busca de caminos que nos permitan sobrevivir y desarrollarnos con plenitud. Hay desconcierto, incertidumbre frente al futuro, la desocupación parece haberse instalado como algo estructural [...]. Ser joven fue difícil en todas las épocas. Pero a diferencia de aquellos momentos en los que la gente creía que el futuro iba a ser igual que el pasado, ahora ni los jóvenes ni los mayores creen que el futuro va a ser igual que el presente. Hay más incertidumbre. Es una época de riesgo, donde los jóvenes probablemente tengan más interrogantes que los que tuvieron en otro momento histórico. [...] En buena medida, también termina la idea de la civilización del trabajo, la idea de que el trabajo va a ordenar nuestras vidas. Eso en otras épocas daba lugar a los jóvenes a preguntarse qué iban a hacer mañana. [...]"

"En la década de 1960, el crecimiento económico y los notables avances científico-tecnológicos permitieron un mejoramiento de las condiciones de vida de importantes sectores de la población mundial. La educación secundaria y universitaria se amplió a nuevos sectores y las mujeres hicieron su entrada masiva al mundo del trabajo. El extraordinario desarrollo de los medios de comunicación permitió conocer muy rápidamente los acontecimientos que ocurrían en distintos lugares del planeta.

Era un mundo optimista acerca de las posibilidades humanas para dominar la naturaleza. No obstante ello, era también un mundo conflictivo. Existían dos formas contrapuestas de organización de las sociedades: una capitalista, que alcanzaba su máxima expresión en los Estados Unidos y en los países de Europa Occidental; y otra socialista, representada fundamentalmente por la Unión Soviética, los países de Europa Oriental y China. Cada bloque luchaba por extender su influencia y casi ninguna región del mundo quedó al margen de estas luchas. Los debates en torno a las ventajas y desventajas de cada sistema eran intensas.

Había además muchos otros temas en discusión que alentaban la organización y la lucha: los regímenes autoritarios, el colonialismo, las relaciones patriarcales en la familia, la discriminación contra las minorías raciales, las desigualdades entre géneros, la eventualidad de una guerra nuclear... Las luchas exitosas de muchos pueblos por independizarse de la dominación colonial, la resistencia del pueblo vietnamita, primero contra Francia y luego contra los Estados Unidos, la emergencia de un régimen socialista en Cuba en las barbas mismas del coloso estadounidense parecieron a muchos contemporáneos demostraciones tangibles de la capacidad de los pueblos para vencer los obstáculos más enormes y transformar la realidad.

Éste era el contexto en que los jóvenes se socializaban. Un contexto en el que todo estaba en debate y en el que la gente consideraba que el mundo de la política no le era ajeno. Los jóvenes se convirtieron en protagonistas de los debates y la acción. Elaboraron una cultura propia que cuestionaba el orden vigente y cuyos signos más visibles eran el rock, el pelo largo en los varones, los jeans... Esa cultura se expandió y fue adoptada por las juventudes de importantes zonas del planeta.

Equipo de Ciencias Sociales, Ministerio de Educación, 2000.

2. De los textos seleccionados se desprenden algunos interesantes temas de análisis para desarrollar con los estudiantes, como "Los jóvenes y la familia", "Los jóvenes y la política", "Valores, creencias, actitudes y prácticas juveniles", entre otros. Sería provechoso que elija uno de estos temas u otro que usted considere apropiado y que guíe una investigación para desarrollar la comparación entre los dos momentos históricos aquí aludidos así como su adecuada contextualización. Para ello, le sugerimos:

Bibliografía

Sugerencias didácticas

Los jóvenes, en tanto que grupo con conciencia propia que va de la pubertad hasta mediados de los veinte años, se convirtieron ahora en un grupo social independiente. Los acontecimientos más espectaculares, sobre todo de los años sesenta y setenta, fueron las movilizaciones de sectores generacionales que, en países menos politizados, enriquecían a la industria discográfica. [...] La radicalización política de los años sesenta [...] perteneció a los jóvenes, que rechazaron la condición de niños o incluso de adolescentes (es decir personas todavía no adultas) al tiempo que negaban el carácter plenamente humano de toda generación que tuviese más de treinta años, con la salvedad de alguno que otro gurú."
Eric Hobsbawm

Las décadas de los sesenta y los setenta fueron épocas de gran efervescencia juvenil, en los que se cuestionaba el orden capitalista y su ideología de consumo.

La guerra de Vietnam, el proceso de descolonización de los territorios africanos, la Guerra Fría y la revolución cubana fueron contextos históricos que generaron la participación masiva, tanto de adhesión como de rechazo.

Las expresiones juveniles fueron diferentes según los países, pero en todos los casos mostraron un gran poder de convocatoria.

Frente a este fenómeno, no todos los actores sociales adoptaron igual posición: mientras que algunos de ellos vieron con simpatía la rebeldía juvenil, otros condenaron los movimientos y a sus participantes asociando su actuación con la vagancia, la falta de respeto por los valores sociales o la violencia política.

En función de trabajar el tema con los alumnos a partir de la polémica y el debate, se estima de interés que el docente cuente material que permita apreciar las múltiples perspectivas del fenómeno juvenil de esa época.

En internet -entre otras fuentes- se puede encontrar tanto reflexiones y discusiones sobre la juventud en los sesenta, como diarios personales, canciones, propagandas de la época o imágenes que pueden ser utilizados como fuentes primarias en el tratamiento de la temática.

Las sugerencias bibliográficas aportan elementos para ampliar y profundizar el tema. Teniendo en cuenta la importancia que se da en las ciencias sociales a introducir a los alumnos en el debate de ideas, y también a considerar, en cada caso estudiado, su correcta contextualización histórica, se ofrece un fragmento de la Historia del siglo XX, de Eric Hobsbawm (Barcelona, Crítica, 1995), a partir del cual se puede reflexionar sobre permanencias y cambios en las perspectivas juveniles.

Se sugiere también que los alumnos armen un banco de imágenes, que pueda ser utilizado como disparador de ideas sobre un fenómeno del que seguramente han escuchado hablar, asociado a la vestimenta de colores vistosos, los cabellos largos, los adornos, los pantalones campana o las minifaldas; así como al consumo de sustancias prohibidas, al uso de signos de la paz y a las marchas pacifistas.

Las imágenes que se aporten pueden emplearse como fuentes históricas visuales y solicitar a los alumnos que identifiquen en ellas la edad y el sexo de los participantes, los símbolos que utilizaban, la naturaleza, el objeto y los métodos de sus reclamos. También es posible conducir un trabajo comparativo con situaciones del presente, teniendo en cuenta las razones que movilizan a los jóvenes en la actualidad en distintos lugares del mundo, reflexionar sobre los problemas en los países desarrollados y subdesarrollados, los objetivos de algunas agrupaciones, etcétera.