El 12 de octubre se celebra el Día del Respeto a la Diversidad Cultural ya que nuestro continente es uno de los más ricos del mundo en relación con la convivencia de diferentes tradiciones muy antiguas. El poblamiento original de América data de entre 13 mil y 14 mil años y a partir de ese momento se desarrollaron muchísimas expresiones culturales que perviven hasta hoy entre nosotros. Como forman parte de nuestra identidad como argentinos, debemos reconocerlas, respetarlas y darles el lugar que les corresponde.

Los desarrollos culturales que se dieron en nuestro continente antes de la llegada de los europeos son parte de nuestra riqueza material, simbólica, científica, artística e ideológica. Recordar a los pueblos originarios no solo implica reconocer la importancia de sus creaciones, sino también ser conscientes de la conquista, colonización y aniquilamiento.

En 1492 Cristóbal Colón llegó a América buscando un camino alternativo desde España hasta la India. Con él, los españoles trajeron enfermedades que los nativos no conocían y también un concepto muy novedoso en estas tierras: la propiedad privada. Los siglos que siguieron fueron no solo de dominación del hombre blanco sobre los nativos, sino también de expansión económica y explotación desmedida de los recursos naturales y humanos de nuestro continente. Se cometieron robos, crímenes sistemáticos y todo tipo de abusos de los indígenas por el solo hecho de que se los consideraba inferiores al hombre blanco.

Los grandes imperios precolombinos (aztecas e incas, entre otros) así como los pequeños pueblos dominados por ellos fueron parte de un mismo grupo sometido y colonizado por los europeos.

A lo largo de los siglos, casi todos los países de Europa fueron conquistando regiones de nuestro continente y disputándose territorio entre sí, al mismo tiempo que dominaban a través del uso de la pólvora, el manejo del caballo y la evangelización de los pueblos nativos.

A fines del siglo xviii, América era aún un continente en disputa y más de la mitad del territorio seguía habitado por pueblos originarios. A mediados del siglo xix, como resultado de varias campañas, se colonizó la mayor parte del suelo indígena. Sin embargo, estas avanzadas no lograron hacer desaparecer la cultura aborigen, que sobrevive tanto en las leyendas y las prácticas ancestrales que se transmiten de generación en generación como en el lenguaje utilizado actualmente por los descendientes de los pueblos originarios.

Más allá de los esfuerzos que hacen los aborígenes en la actualidad para mantener sus tradiciones, la discriminación aparece como un problema recurrente ya que, tras siglos de sometimiento y dominación, estos pueblos han sido relegados y marginados. El respeto a la diversidad cultural no solo implica respetar las culturas indígenas presentes en nuestro continente, sino valorizarlas como un patrimonio de la humanidad abandonando el concepto de «raza».

En la actualidad, en nuestro país se hablan más de 15 lenguas aborígenes gracias al continuo esfuerzo de los descendientes de los pueblos originarios por mantener viva la tradición de sus antepasados y formar a las futuras generaciones en las costumbres y usos de su cultura. Esto se logra a través de la integración con el resto de los chicos y chicas el país y también dentro de las comunidades.

La comida, la lengua y las prácticas de los aborígenes que pueblan nuestro país son hoy parte del riquísimo acervo cultural argentino. El respeto, la integración y la memoria de lo ocurrido con los indígenas desde antes de la llegada de los europeos nos permiten no solo fortalecer nuestra identidad como argentinos, sino también erradicar la discriminación. Aprender y enseñar que nosotros somos muchos otros distintos e iguales a la vez es el desafío para las nuevas generaciones.