La alfabetización y la libertad

Hoy nos encontramos en un contexto social, cultural y tecnológico diferente, y cabe preguntarse cuáles son los objetivos específicos de nuestro tiempo y cómo —dentro de ellos— se introduce una nueva problemática: la alfabetización digital.

No quedan dudas de que en la actualidad el proceso de alfabetización debe abarcar mucho más que la enseñanza de la lectoescritura. La introducción de nuevas tecnologías, en los diferentes aspectos de nuestra vida cotidiana, agrega un elemento nuevo, innovador y en cambio constante. Así es como la alfabetización digital nos obliga a ir más allá de lo planteado en 1965.

Sin embargo, a pesar de no solucionar en su totalidad la problemática del acceso de dispositivos y/o herramientas, el aumento del consumo de dispositivos móviles, venta de lectores de libros electrónicos (e-readers) y notebooks, la innovación constante en tecnología, la diversidad en la oferta, el acceso masivo a internet, y los numerosos programas gubernamentales y no gubernamentales que apuestan tanto a la provisión de equipamiento e infraestructura, y a la capacitación, nos obligan a pensar más allá y comenzar a pensar en los tipos de usos de las nuevas tecnologías. Este marco también a resolver cuestiones como el denominado «analfabetismo en TIC». 

Podemos retomar al maestro Paulo Freire cuando plantea que «alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra», y que, en este sentido, «la ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la humanización del hombre». Hoy más que nunca, aquella primera concepción de la alfabetización es superada con la difusión de nuevas tecnologías y la fuerte interpelación de lo digital en los diferentes ámbitos de nuestra vida. Es por ello que el analfabetismo en TIC o digital tiene diversas consecuencias que impactan en la vida cotidiana, tanto de los alumnos como de los docentes y las familias. No es solo no desconocer su funcionamiento, sino no poder sacar provecho de los beneficios de estas herramientas, ni de los contenidos en la Web para el enriquecimiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje.



También, volviendo a los principios básicos de la alfabetización pensados por la Unesco —y más allá del soporte—, debemos comprender lo que se está leyendo, o tener la posibilidad de socializar mediante redes sociales o experimentar con el trabajo colaborativo en la red.

Nicholas Burbules y Thomas Callister en su libro Educación. Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información plantean esta misma problemática presentándola como dos dimensiones del acceso: una material o física, en relación a quiénes pueden utilizar la internet (es decir, comprar o conseguir una conexión u operar los programas); y otra más profunda, cualitativa, relacionada a las cuestiones de «apropiación» tecnológica, donde lo que cuenta es la capacidad de interpretar lo que se encuentra en la red (discernir qué sirve y que no, obtener confianza y credibilidad). 

Los autores van a presentar la idea del usuario crítico, el cual debe ir más allá de alguien que invoca criterios tradicionales de credibilidad, los cuales se ocupan básicamente de evaluar el grado de veracidad, precisión o seriedad de la información. Burbules y Callister sostienen que el usuario debe preguntarse: «¿A qué intereses responden esta información y esta manera de presentarla?», pensando cuál sería el beneficio que obtiene la persona o grupo que nos brinda determinada información; cuestionar los énfasis y omisiones de dicho contenido; su manera de organizarlo y exponerlo, y crear el contexto del contenido al cuál están accediendo.

La alfabetización digital en el aula, según Tíscar Lara (Lee.es, 2011).

El desafío

Es importante aprovechar esta fecha para recordar que una verdadera alfabetización digital debe superar lo meramente instrumental, y brindar a los alumnos un conocimiento superador sobre las nuevas tecnologías, sus usos y sus prácticas; como también contribuir a fortalecer la mirada crítica, y a educar no solo para el uso y la búsqueda de información, sino también para la producción y generación de nuevos contenidos y conocimientos. En palabras sencillas, una verdadera alfabetización digital es aquella que incentiva y fortalece el usuario crítico que plantean Burbules y Callister.



Asimismo, es interesante señalar que la alfabetización digital también responde a la necesidad de poder hacer que las tecnologías se vuelvan transparentes. Y esto no se reduce a un tipo de dispositivo, o a un software que facilita el proceso de alfabetización, sino que implica una nueva forma de aprender y relacionarse.

Nuevos hábitos

Los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación revelaron que existe un aumento de la lectura en soportes digitales por parte de los jóvenes, donde el 73 % de los argentinos, entre 18 y 25 años, lee habitualmente en pantallas; seguido por un 62 % de los adultos, entre 26 y 40 años. Junto con este crecimiento tenemos que destacar que el porcentaje de la población que lee más de 10 minutos de la pantalla de la PC se duplicó entre el 2001 y el 2011. Junto con este crecimiento en el hábito de la lectura digital nos encontramos con el sorprendente crecimiento en las ventas de lectores de libros electrónicos (e-readers) y de otros dispositivos móviles; la gran cantidad de material disponible en internet o stores, siendo algunos de los indicadores de que la alfabetización está en constante cambio y no puede ser pensada como algo dado o cerrado. 

Manuel Castells expresa esta idea, a nuestro entender con mucha claridad, al decir que:

«La aparición de nuevas necesidades de alfabetización está asociada, en parte, a las tecnologías digitales, pero también a las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales que caracterizan el “nuevo paradigma tecnológico organizado en torno a las tecnologías de la información"».

Es por esto que deberíamos comprender a la alfabetización como un proceso que implica la capacidad de entender, evaluar e integrar la información que toma diversidad de formas de acuerdo a soportes y prácticas. Ante esto, uno de los grandes retos que tienen las instituciones educativas es la incorporación de las TIC en todos los procesos y, sobre todo, alcanzar la «alfabetización digital» de todos sus miembros.

Apuesta por la alfabetización digital

No tenemos que ir tan lejos para conocer el tratamiento que se le está dando a la alfabetización digital. El portal educ.ar se alineó a la Campaña Nacional de Alfabetización Digital, presentada en 2004 por el entonces Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Desde entonces emprendió proyectos de conectividad, capacitaciones a distancia y presenciales, y el desarrollo de contenidos educativos en formato impreso, en CD y en línea, entre otras acciones. 

Otro claro ejemplo de los esfuerzos de las naciones por apostar a este tipo de conocimientos de las herramientas digitales, es el proyecto AlfabeTIC de la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI). Se trata de una iniciativa que colabora con los procesos de alfabetización inicial de jóvenes y adultos mediante la generación de material multimedia e interactivo apropiado para su utilización en procesos de alfabetización, y disponible por múltiples vías de acceso, principalmente en netbooks y equipos de telefonía móvil. En este proyecto no solo se habla de instituciones educativas, sino que también se propicia la integración de las organizaciones sociales y comunitarias, así como la participación de las familias en procesos de apropiación de la cultura escrita.



Pero también las organizaciones no gubernamentales y el sector privado intervienen y colaboran en el proceso de alfabetización. Este mes, inicia la segunda edición de la convocatoria TIC para Familias de la Fundación Evolución e Intel Argentina. En este curso se trabajan contenidos que vinculan las computadoras con el trabajo, con la vida cotidiana y con la escuela. Y tal vez uno de los aspectos más interesantes, es que los egresados que lo deseen podrán desempeñarse voluntariamente como formadores de iguales en instituciones educativas. Con respecto a la «alfabetización digital integral» de las familias, el portal educ.ar presentó recientemente su sección Familias, y previamente (junto a Conectar Igualdad), creó el Escritorio Familia.

Para seguir leyendo

-Gutiérrez Martín, Alfonso. Alfabetización digital. Algo más que botones y teclas. Gedisa, noviembre de 2003.

-Blázquez Entonado, Florentino (coord.). Sociedad de la información y educación. Junta de Extremadura, Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología. Mérida (España), 2001.

-Levis, Diego. "Nociones generales sobre Alfabetización Digital”. Tecnoeducación, abril de 2009.

-Día Internacional de la Alfabetización 2012. Alfabetización y paz. Unesco.

-Plan Nacional de Lectura, Ministerio de Educación de la Nación.