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Murió Beatriz Ferro, una precursora en la edición de libros para niños

El jueves 12 de julio de 2012 falleció la escritora, periodista, ilustradora y editora Beatriz Ferro. Una figura importante para la historia de la edición de libros destinados a la infancia. Ferro realizó un significativo aporte de calidad a este segmento editorial a través de muchas colecciones y proyectos editoriales que tuvieron su original sello creativo.  

B FerroBeatriz Ferro nació en el barrio de Devoto (Buenos Aires) y falleció en la misma ciudad el jueves 12 de julio de 2012. A los 8 años hizo su primera incursión en la actividad editorial con Golondrina, una revistita casera que ella misma escribía, dibujaba, cosía y cuyo único ejemplar existente alquilaba a parientes y amigos. Desde entonces estableció un vínculo muy estrecho con la palabra escrita y la imagen que perduró durante su larga vida. Escritora, periodista, ilustradora, letrista de canciones infantiles, reconocida por los cuentos infantiles, poemas y obras de teatro de su autoría, también encaró una meritoria labor destinada a la recopilación y adaptación de cuentos populares de distintas épocas, culturas y procedencias geográficas. Sus obras, traducidas a diversos idiomas, son conocidas tanto en nuestro país como en el exterior.




Estudió magisterio, si bien nunca ejerció la docencia fue una gran maestra para muchos mediadores entre los chicos y los libros. En su juventud cursó arquitectura y experimentó en las artes plásticas.  Hasta que en los 60 la dibujante Agnes Lamm le presentó a Boris Spivacow y comenzó a publicar sus primeros atrevimientos literarios en la recordada colección Bolsillitos de Editorial Abril, que dirigía Boris Spivacow. Se trataba de pequeños libros ilustrados a cuatro colores, de venta masiva en los kioscos, escritos por autores que generalmente firmaban solamente con su nombre de pila: Inés (Malinow), Beatriz (Ferro), Héctor Puyol (seudónimo de Héctor Oesterheld), Nora (Smolensk) y Martha (Giménez Pastor), entre otros. Además en Editorial Abril, Ferro escribió guiones de historieta para la revista Gatito, bajo la tutela y orientación de Oesterheld, que también escribía para esa publicación, donde a su vez había trabajos de Boris Spivacow, Pedro Orgambide, con dibujos de Csecs, Alberto Breccia, Alberto del Castillo, Chacha, todos ellos autores y artistas con gran sensibilidad hacia la infancia.

Más adelante volcó sus intereses por las letras y las artes visuales en el campo de la edición de libros para niños dentro de la editorial EUDEBA, de la mano de Boris Spivacow, otro baluarte insoslayable de la edición argentina, que la convocó para que se ocupara del departamento de libros para chicos y jóvenes. Posteriormente formó parte del mítico equipo del Centro Editor de América Latina, y de sucesivos proyectos editoriales a los que les sumó su espíritu inquieto e innovador. Fue una precursora en la creación de libros en los que se cuidaba por igual la calidad de los textos y de las imágenes. Ferro pensaba ambos lenguajes como elementos inseparables del discurso, dentro de una concepción integral del objeto libro, como un producto tanto intelectual como estético. Supo darle al trabajo de dibujantes, ilustradores y diseñadores gráficos una legitimidad hasta ese entonces poco común. Ferro priorizó en estos libros un registro más cercano a lo recreativo que a lo escolarizado, y apuntó a interpelar a lectores que podían leer dentro del aula pero también fuera de ella.

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Pulgarcita, de H.C. Andersen, adapt. de Beatriz Ferro, il. Ayax Barnes. Primer título de los ochenta libros que conformaron la legendaria colección.

Tuvo un destacado papel como editora en la creación y dirección de colecciones que marcaron hitos importantes en la evolución de la edición de los libros para niños. Fue responsable de series como la novedosa y fundante Cuentos de Polidoro (1967) editada por el Centro Editor de América Latina, fruto de ensayos previos de Ferro y el diseñador gráfico Oscar "el Negro" Díaz en la EUDEBA de Boris Spivacow, así como también una iniciativa deudora y sucesora de las colecciones infantiles de la Editorial Abril. La idea de esta serie era reunir traducciones, recreaciones o versiones libres de clásicos de la literatura universal para chicos con un enfoque original en los textos, en la ilustración y en el diseño, área en la que contó con la valiosa colaboración de Díaz. Cada fascículo contenía un cuento completo que podía ser un capítulo o episodio de una obra mayor. Ferro convocó a ilustradores de la talla de Oscar Grillo, Oski, Napoleón, Ayax Barnes, Hermenegildo Sábat, entre otros artistas que en esa época eran todavía debutantes. Muchos de los textos estuvieron a cargo de la propia Ferro, y también participaron en ese rubro Inés Mallinow, Beatriz Doumerc, Cristina Gudiño Kieffer y Horacio Clemente. La investigadora Amparo Rocha Alonso señala que esta colección resulta "una excelente muestra de la creatividad plástica argentina que en esos años se alió a las nuevas corrientes del diseño" (Más libros para más, Biblioteca Nacional, 2007). La impronta de esas imágenes y relatos dejaron su huella en varias generaciones de lectores. Muchos de ellos convertidos hoy en ilustradores la evocan y rinden tributo, como por ejemplo Isol y Gustavo Roldán. Los Cuentos de Polidoro no solamente marcaron una ruptura a nivel de los textos y su peculiar estilo gráfico, sino también por la forma de comercialización y distribución a través de los kioscos, semejante a las revistas, con una repercusión notable.  Esta colección tuvo sucesivas reediciones hasta mediados de los ochenta, incluso se publicó dentro de los Libros del Rincón, de la Secretaría de Educación Pública de México, en el marco del Programa Nacional de Lectura para la Educación Básica
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En 1970, Beatriz Ferro ideó, dirigió y redactó El Quillet de los Niños, para la editorial Arístides Quillet, una enciclopedia en seis tomos que contenía un conjunto muy variado de materiales, miscelánea que abarcaba diferente tipo de conocimientos: leyendas, curiosidades, juegos, relatos históricos, divulgación científica, expuestos de manera lúdica y divertida. Este emprendimiento de factura totalmente nacional en cierta forma recuperaba el modelo de algunas publicaciones infantiles del siglo XIX que combinaban fines de entretenimiento y divulgación de los avances de la ciencia y la técnica. Era una enciclopedia que respondía a la curiosidad de los niños por el mundo "real", sin olvidar la fantasía infantil.

construimos la casa Oski

Esta enciclopedia contó con ilustraciones de Oski, Enrique Breccia y Ayax Barnes, entre otros destacados dibujantes; y una vez más con el aporte invalorable en el diseño gráfico de Oscar Díaz. El Quillet de los Niños puede leerse como un antecedente de la Enciclopedia Veo Veo, que posteriormente publicaría Hyspamérica, y más tarde reeditaría Página/12.


 


Oski, en El Quillet de los Niños


Ferro además colaboró en enciclopedias infantiles destinadas a las maestras jardineras como por ejemplo La enciclopedia de los pequeños. Junto a la escritora Fryda Schultz de Mantovani y a la pedagoga Lydia P. de Bosch publicó Repertorio de lecturas para niños y adolescentes, una guía que incluía reseñas críticas con el propósito de orientar a las docentes en la selección de libros para leerles a los niños.

En los inicios del Golpe de Estado de 1976, Ferro se encontraba trabajando en Un libro juntos. Texto de lectura para 4to grado, ilustrado por Clara Urquijo (Estrada, 1976), un libro para el aula que tenía un enfoque totalmente renovador. Por entonces estaba prohibido utilizar palabras y expresiones como huelga, alpargatas, trabajar en libertad, proponer consignas para elaborar grupalmente, etc. Además el libro presentaba una novedosa mirada de los pueblos originarios que se salía del molde tradicional. La autora se negó a realizar los recortes sugeridos por la censura y este libro fue retirado de circulación. Ferro conservó las fotocopias de esta obra con las marcas y las correcciones hechas a mano por los censores, un preciado material que sirvió como fuente de estudio para algunos investigadores de los textos escolares producidos durante la dictadura. 

Un libro juntos

Por ese entonces Ferro era una habitual colaboradora de la Revista Billiken, que dirigía Carlos Silveyra. La autora publicó allí varios cuentos, entre ellos Celestino y Pímpate, que pueden leerse en el sitio del Plan Nacional de Lectura, del Ministerio de Educación de la Nación.

Fue una de las primeras autoras en incorporar en sus textos dirigidos a la infancia temas relativos a la ecología de manera amena, didáctica y entretenida.  Muestra de ellos son sus libros Chiquitazos, chiquitores, pequeñitos, grandulones; El secreto del zorro y El mago Mirasol.

A mediados de los 80, Beatriz Ferro, junto con la cara más visible de María Elena Walsh, estuvo detrás de la Enciclopedia y Colección Veo Veo, de Hyspamérica (1986), aportando toda su experiencia como directora de arte. Un proyecto editorial ambicioso que combinaba textos didácticos, divulgación científica y literatura, como siempre cuidando muy especialmente la ilustración y el diseño gráfico. De periodicidad semanal, aparecía un fascículo y dos libros que formaban los siete tomos de Mi primera enciclopedia y por otro lado Mi primera biblioteca, compuesta por 100 volúmenes de cuentos divididos en dos series (celeste, amarilla).


Publicidad de la Colección Veo Veo, en la que se puede apreciar a Beatriz Ferro junto a María Elena Walsh supervisando pruebas de galera.

También coordinó otras colecciones como: Te cuento, Zoomundo y Salvemos la tierra (1986-1989), que editó Hyspamérica, y Los caza cosas, publicada por la editorial Estrada (1994).

Iniciado el nuevo siglo Beatriz Ferro continuó publicando y creando colecciones de libros para chicos, variaciones de sus experiencias editoriales anteriores. A través del diario Página/12 salió la colección ¡Arriba el telón!, una selección de consagradas obras de teatro, ópera y ballet en versiones para niños, reeditada posteriormente en dos volúmenes por el Grupo Editorial Norma dentro de la colección Torre de Papel. Fue autora de la colección Historias fantásticas de América y el mundo que también publicó el diario Página/12 y que en el 2006 reeditó editorial Lugar, una serie cuentos y leyendas adaptados por Ferro, que iban del Popol Vuh hasta relatos populares de la república africana de Mali, ilustrados por Elena Torres.

Entre sus libros podemos mencionar: Aquesí y aquenó; Cuatro cuentos cándidos; El secreto del zorro. Una historia ecológica; Versos que no muerden (¿o sí?); Zapatos caminadores; Las locas ganas de imaginar en la Colección Los Caza Cosas (Estrada). Aventuras de lápiz y papel; ¿Sólo un sillón o un montón?; Paraguas para jugar; Hoy función con taza, tacita y tazón, en la Colección Rincón de Lectura (Estrada, ilustrados por Elena Torres).  Por otra parte escribió recreaciones de cuentos clásicos como La suerte del leñador; El viaje de los animales; Juan y la planta de habas en la Colección Azulejitos (Estrada). Además elaboró antologías conformadas por adaptaciones de célebres autores como Los cuentos de Grimm; Los cuentos de Perrault; Los cuentos de Andersen para la Colección Azulejos, Serie naranja (Estrada).  Beatriz Ferro también publicó: Historias extra vagantes (Sudamericana, il. por Martín Kovensky); Versos de bakelita (Sudamericana, ilustrada por Ferro); Ramiro (Atlántida, con ilustraciones de Clara Urquijo); Las locas cosas para imaginar (Kapelusz, con ilustraciones de Elena Torres); Por fin la verdad sobre hadas y brujas (Atlántida); Radiografía de una bruja (Ediciones del Eclipse, con il. de Elenio Pico); ¡Arriba el telón! (Grupo Editorial Norma); El Usurpador de la Luna Llena (Grupo Editorial Norma, con il. de Matías Trillo); Cuentos del topo amable (Atlántida, con il. de Elena Torres); El dramático caso de las señoras iguales (Sudamericana) y muchos otros títulos que continuan reeditádose.

Recibió el Pregonero de Honor otorgado en 2001 por Fundación el Libro. Fue candidata al Premio Hans Christian Andersen 2008, y algunos de sus libros fueron distinguidos por los Destacados ALIJA.

Ferro hizo escuela sobre todo en el campo de la edición. Su legado fue recogido y expandido por otros editores como por ejemplo Colihue, Sudamericana, Ediciones de la Flor y la desaparecida Libros del Quirquincho, entre otros.


PARA SEGUIR LEYENDO Y ESCUCHANDO



Narración del cuento Las locas ganas de imaginar, de Beatriz Ferro.


Beatriz Ferro lee Codo a codo con un fantasma, adaptación realizada por la autora de un cuento popular chino.

Lectura de textos extraídos de las siguientes obras de Beatriz Ferro: Versos de bakelita (Sudamericana); El dramático caso de las señoras iguales (Sudamerica); la serie Historias fantásticas de América y el mundo (Página/12, reeditada por Editorial Lugar); y algunos textos inéditos.


Comentario argumental sobre La visitante de la Luna, de Beatriz Ferro, il. por Elena Torres (Ed. Lugar, 2006)

Comentario argumental sobre Cuentos chinos de fantasmas, de Beatriz Ferro, il. por Elena Torres (Ed. Lugar, 2006)

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Publicado: 16 de julio de 2012

Última modificación: 12 de agosto de 2013

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Autor/es

Mónica Klibanski

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