En el año 1992, un grupo de docentes y alumnos del Profesorado de Tilcara consultó a la comunidad acerca del perfil del maestro que debería formar la institución. Los planteos de la comunidad excedieron los propósitos de la consulta. Cuestionaban tanto los contenidos curriculares como los modos de enseñanza, nos señalaban que las escuelas desconocían la cultura quebradeña. La fuerza de esa cultura diferente, ignorada y hasta rechazada en las aulas, interpeló y movilizó al grupo que había propuesto la consulta, y se conformó entonces el equipo "Elaboremos entre todos una escuela para todos". Comenzamos así, con el apoyo del PSE, a trabajar a partir de las demandas de la comunidad, en la producción de materiales didácticos y en la capacitación docente, especialmente en las áreas de Ciencias Sociales y Lengua.

El recorrido del Equipo siempre ha tenido como premisa escuchar a la comunidad en cuanto a lo que pueda decir sobre educación. En una de esas instancias de consulta un papá expresó algo que queremos compartir porque puede ilustrar lo que los padres sienten sobre la escuela. Ese papá se preguntaba por qué sus hijos que ya están en el secundario tienen tantos problemas serios, por qué los profesores los llaman y les reclaman que sus hijos no escriben bien, que no leen bien, que no participan en clase, que no preguntan, que son tan callados. Yo me pregunto -decía el padre- ¿qué pasó con mis hijos que cuando entraron a la escuela eran tan charletas? Y entonces dijo: "Me parece que el carancho escuela se ha comido la lengua de nuestros hijos".

En una reunión convocada por nuestro Instituto de Formación Docente de Tilcara, se representaban situaciones cotidianas relacionadas con la escuela. Doña Petronila Vale, que es una pastora que sólo concurrió a primer grado en una escuela rural, hacía de mamá. El hijo, supuestamente cursando el secundario, llegaba de la escuela y mientras almorzaban se desarrollaba el siguiente diálogo:

-¿Quí has aprendido hoy en la escuela hijito?
-Los afluentes del Mar Caspio, mamá.
-¿Quí es eso, pues?
-Los ríos que van a cargar sus aguas al Mar Caspio.
-¡Chiú, qué bueno! Como aquí todas las quebraditas que bajan al Río Grande. ¿Esas las sabís?
-No todas.
-Esas son pues las que hacen crecer el río que nos lleva los sembrados.

Y entonces Doña Petronila se levantó y se puso a "dar clase" sobre el tema. Siendo su papá arriero, y habiéndolo acompañado por años, ella conocía muy bien todas esas quebradas.

La mayoría de los que escuchábamos, alumnos y docentes, no sabíamos lo que esta abuela quebradeña nos estaba enseñando. Sus valiosos conocimientos no habían formado parte de los contenidos escolares, con los que nos habíamos educado.

Una vez más era evidente que la escuela nos vuelve eruditos de lo ajeno e ignorantes de lo propio.

Consulta a la comunidad

Cuadro de Historieta sobre la consulta

La consulta a la comunidad se realizó a partir de entrevistas a informantes claves, encuestas y una reunión abierta en la que personas de distintos sectores y niveles de educación tuvieron la oportunidad de expresar lo que pensaban sobre lo que se enseña en la escuela. Los resultados de esta investigación se volcaron en una cartilla que se distribuyó y se trabajó con los docentes.

Gráfico con los resultados de la consulta

Para responder al pedido que tuvo mayor demanda, se realizaron talleres con la participación de investigadores de reconocida trayectoria y representantes de la comunidad. Los principales objetivos eran conjugar los saberes científicos con los saberes de los pobladores y verificar si había contradicciones entre, por ejemplo, los datos sobre la evolución geológica y los saberes populares acerca de la Pachamama. Los participantes acordaron que los contenidos regionales propuestos en los talleres tenían que llegar a las escuelas y que para ello resultaban indispensables textos escolares adecuados.

Aprender historia desde la realidad cercana

Para enseñar historia regional en las escuelas de la zona era necesario disponer de un material de lectura que diera cuenta del proceso, de más de 10.000 años, que el hombre llevaba en la Quebrada de Humahuaca desarrollando su cultura. Los trabajos de investigación al respecto, hasta ese momento, focalizaban temas muy puntuales y en lenguaje técnico, poco accesible a alumnos y docentes. No se pretendía escribir un libro que desarrollara en forma completa todos los temas inherentes a la historia quebradeña, sino un esquema de todo el proceso como el que representa el "camino" que los hombres recorrieron a lo largo del tiempo. Luego, según el interés de cada escuela, niños y maestros podrían ubicarse en el tiempo y en el espacio para comprender, de un modo más integral, la historia local en relación con la historia de los otros pueblos.

En el año 1996, los libros fueron editados por PSE del Ministerio de Educación de la Nación y entregados a cada alumno de cuarto a séptimo grado en las escuelas del departamento Tilcara. Los docentes recibieron capacitación y se realizó una experiencia de un mes de trabajo en las aulas, con óptimo resultado. La comunidad participó en la instancia de evaluación de la puesta en aula.

En este CD, en la sección Recursos para el aula, reproducimos algunos capítulos de estos libros para que sean utilizados en el trabajo en el aula con contenidos curriculares, desde una mirada intercultural.

Tapa del libro

La geografía y el espacio propio

Tapa del libro Para la realización del libro Vivir en la Quebrada de Humahuaca se convocó a distintos especialistas, antropólogos, geólogos, agrónomos, etc., quienes aportaron datos de gran interés y valor cientifico. Uno de los capítulos, el del agua, fue escrito a partir de la rica experiencia de don Santos Flores, poblador de Tilcara, quien no tiene conocimientos "académicos" -don Santos no completó la primaria- pero es consultado por los ingenieros a la hora de resolver problemas concretos. La obra en su conjunto contó con el asesoramiento en Didáctica de la Geografía del profesor Roberto Damín, del Ministerio de Educación de la Nación.

Con el apoyo de agentes sanitarios y otros baqueanos de la zona, se logró ubicar, en una imagen satelital, a todas las escuelas de los departamentos Humahuaca, Tilcara y Tumbaya, para que los niños de cualquier lugar de la Quebrada pudieran "figurar en el mapa".

Con estas acciones se pretendió colaborar en el desarrollo de una geografía para la vida que permita valorar la cultura quebradeña.

La lengua criolla en las aulas

*El trabajo en el área de Lengua a partir de la variedad dialectal del castellano


Tapa del libro

*¿De dónde partimos?

En la Quebrada de Humahuaca se habla una variedad lingüística regional diferente de la variedad estándar que hegemonizan los medios de comunicación y los libros escolares. La lengua de uso en esta zona no ha sido tema de observación y reflexión en la escuela, dados los prejuicios y supuestos que impone la hegemonía del código escrito estándar sobre las variedades dialectales. El modo de hablar de los quebradeños ha sido más bien visto como un obstáculo que impedía el acceso a un castellano "más prestigioso". Los niveles de desvalorización del modo propio de expresión han llevado a la discriminación cultural, la subestimación y la humillación, y entendemos que son una de las causas del fracaso escolar. En contra de estas miradas, el Equipo considera que la lengua criolla es marca de identidad y que merece otro lugar y tratamiento en la escuela. Es el primer recurso que se tiene para entablar relaciones con el mundo y comunicarse. Se ha gestado a lo largo de varios siglos con aportes y préstamos de diversas lenguas y, como decíamos, es expresión innegable de identidad. A través de la lengua criolla se puede penetrar en la forma de leer la realidad que tiene nuestro pueblo quebradeño. Se trata de un "castellano distinto al estándar porque lo indígena está como sustrato y lo está influyendo permanentemente" .
Con el propósito de valorar la propia cultura algunos intentan rescatar el quechua como idioma de la zona y otros llegan a proponer una enseñanza bilingüe para las escuelas de la Quebrada. Nuestro equipo considera que la postura de una enseñanza bilingüe quechua-español en las aulas no es pertinente para los hablantes quebradeños de hoy. Entendemos que por fines identitarios algunos propongan el rescate de una lengua originaria, pero no es precisamente imponiendo su enseñanza en la escuela como puede alcanzarse ese objetivo. Como decía Luis Enrique López en las Jornadas de Educación Intercultural: "Es tan impertinente exigirle a un niño indígena que hoy es castellanohablante que sea educado en una lengua indígena, como antes era que al niño indígena se lo educara en castellano". Quizás cuando la comunidad se afirme más en la cultura que se expresa a través de esa variedad quiera aprender la lengua indígena del sustrato; entonces la enseñanza del quechua aparecerá como necesidad y tendremos que responder a ella.

Creemos más bien que la identidad cultural de los quebradeños se expresa en esa lengua criolla que se manifiesta en el ámbito de la oralidad y que la escuela pretende corregir.

Durante años, la enseñanza de la lengua se centró en el prestigio del código escrito estándar del español. Los alumnos estaban obligados a pasar de la oralidad a la escritura, sin ninguna explicación sobre las diferencias entre estos dos códigos y lo que implicaba lingüísticamente este pasaje. La reflexión sobre la lengua era concebida únicamente a partir de textos escritos, generalmente ajenos a su realidad.

*¿Qué proponemos?

Se pensó entonces una propuesta didáctica que partiera de la lengua hablada invitando a reconocerla, observarla, describirla y valorarla para reflexionar sobre ella. Nació así el libro: Los caminos de la lengua en la Quebrada de Humahuaca, que se basó en relatos orales grabados de pobladores de distintos lugares y edades. Los registros fueron hechos por maestros de distintas escuelas rurales y urbanas de la Quebrada. Recopilados en un audiocasete, se entregaron junto con el libro a alumnos y maestros de todas las escuelas del departamento Tilcara. Cada capítulo del libro está centrado en uno de estos relatos y propone una reflexión desde un aspecto distinto de la lengua: fonética, gramática, léxico, la estructura de los textos, etcétera. Se realizaron experiencias previas a la edición del material, trabajando y evaluando los resultados en diversas escuelas, sobre las distintas estrategias y actividades que se proponen.

A la hora de ir a grabar, la consigna que llevaban los maestros era: "No graben sólo cuentos, ni sólo a viejitos, busquen sí a integrantes de familias de la zona y que sean reconocidas por su comunidad, pídanles que ellos elijan el tema teniendo en cuenta que es para los chicos de la escuela". En lengua oral se expresan aquellos temas que dan cuenta de la historia, la vida, las creencias, los saberes, en definitiva, la cultura de nuestro pueblo. Surgieron diversos relatos: "Darse maña", relato en el que una señora cuenta cómo se las ingenió para hacer su casa y otra cómo cura a sus hijos con yuyos; "Maclovia", referido al levantamiento de los mineros en Mina El Aguilar en 1972; "Duende o condenado", uno de los tantos relatos misteriosos que circulan en la comunidad. Cuando llegaron al aula, actuaron como disparadores de muchos otros. Así se permitió que fueran reconocidos y valorados por estar en un libro, que se difundan y que en definitiva se afirme la identidad del pueblo que atesora esos saberes.

Tenemos muy claro que este camino de la oralidad a la escritura, de la variedad dialectal a la variedad estándar que proponemos no es el único camino para aprender lengua, pero sí creemos que es uno que necesariamente hay que recorrer.

El Equipo considera que la variedad propia de la región y la variedad estándar no deben situarse en una posición de enfrentamiento, sino de complemento. El estudio de las características de la lengua oral de la zona a partir de la escucha y la "observación" de relatos de sus pobladores permite realizar una reflexión metalingüística en cuanto a aspectos fonéticos, conectores, digresiones, pausas, palabras de uso corriente que provienen de lenguas originarias, etcétera. Este análisis lleva a establecer una comparación con los códigos propios de la escritura, creándose un puente que permite al niño acceder con mayor facilidad a la variedad estándar escrita sin, necesariamente, dejar de lado el modo de hablar de su pueblo. Consideramos que es función de la escuela enseñar la variedad estándar, pero sin que ello signifique provocar la exclusión y la desvalorización de los usos lingüísticos del contexto familiar y social de los alumnos

Ateneos docentes. Una mirada que se comparte

*La capacitación docente

No es fácil que los maestros adopten esta línea de trabajo. Un año después de haber repartido libros a todos los chicos de las escuelas de Tilcara veíamos con mucha preocupación que no se los trabajaba en las aulas como habíamos esperado. Los cursos de capacitación prolijamente diseñados, ejecutados y evaluados con resultados aparentemente óptimos, no garantizaban el cambio de enfoque. Entonces fuimos invitadas por la directora de una escuela rural que no había recibido ni los libros ni la capacitación para que acompañáramos el proceso de implementación de la propuesta en las aulas. Nos reunimos con esos maestros alrededor de una mesa de trabajo, una vez al mes durante la segunda mitad del año escolar. Las propuestas, las dificultades, los temores, los logros se compartían en esta rueda de diálogo. Grabábamos las reuniones, y al desgrabarlas encontrábamos mucha riqueza en las reflexiones que habíamos compartido.

A partir del año siguiente institucionalizamos esta línea de capacitación en servicio, presentándola al Instituto de Formación Docente bajo el nombre de Ateneos. Los Ateneos cuentan con cinco años de vida y desde hace tres se trabaja con el "par observador". Cada participante elije un colega con el que realiza observaciones mutuas. Así observan y sistematizan la práctica docente que se comparte en los ateneos mensuales. Volver sobre lo realizado en forma personal o por otros docentes significó elegir, correr el riesgo de aprender de la experiencia con la ayuda externa de quienes leen nuestras prácticas, sabiendo que exhibirlas significa exponerlas al debate, la discusión y la crítica en pos de construir aprendizajes de un modo diferente.

En los Ateneos se favorece la construcción de aprendizajes valiosos, teorizando en forma colectiva a partir de las prácticas. Leer la diversidad de realidades escolares, de prácticas áulicas y de posturas docentes favorece la disposición de cada uno para la construcción de aprendizajes con otros y la apropiación individual, habilitando el error para uno mismo y para los pares.

La mayoría de los docentes que hicieron este camino hoy integran el equipo y están comprometidos en acciones de investigación, difusión y capacitación, contando con el apoyo del PNEIB del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Nación. Nuestro equipo define como eje de trabajo el acompañamiento a los maestros que quieren modificar sus prácticas docentes desde un enfoque de educación intercultural. Sabemos que es un camino a construir y este es nuestro actual desafío.