El Estado de derecho como consigna

La sorpresiva victoria de Alfonsín significó la primera derrota electoral sufrida por el peronismo en comicios libres. Su triunfo se debió a que colocó como centro de su campaña una consigna que las diferentes elites políticas habían rechazado por banal: la constitución de un Estado de derecho. Era un cambio notable para la cultura política predominante en los partidos populares, que siempre se habían movido dentro de otras antinomias como ‘Pueblo u Oligarquía’ o bien ‘Liberación o Dependencia’. El voto a Alfonsín, mayoritario entre mujeres y jóvenes, resumía una combinación de voluntad de cambio y de voluntad de orden. De innovación y a la vez de paz, para una sociedad que había vivido más de una década de violencia y represión. Se podría decir que eligió más por valores que por intereses: menos por la economía que por la política, por la constitución, en fin, de un escenario y de un estilo de acción más que por un programa. El respeto a la ley, el sometimiento a la Constitución –cuyo Preámbulo el candidato supo utilizar como un inédito recurso emocional de propaganda– aparecía como el principio unificador de una sociedad que, al margen de esas normas, se había revelado como una arena de confrontaciones salvajes”.

Fuente: Portantiero, Juan Carlos. La transición entre la confrontación y el acuerdo.
En: Alonso, M. E.; Elisalde, R. y Vázquez, E. C. La Argentina del siglo XX.

Buenos Aires, Aique, 1997.