Uno de los primeros párrafos de la Introducción explica suficientemente la idea:

"En lugar de metáforas del acercamiento a algo distinto a nosotros mismos, deberíamos usar metáforas de expansión. A medida que Newton reemplazó a Aristóteles, y Einstein a Newton, nos hicimos personas mayores y mejores; personas que podían vincular más cosas, sintetizar más datos, registrar más fenómenos, proponerse y llevar a cabo más proyectos. En la medida en que una religión del amor ha reemplazado a una religión de la ley, hemos llegado a ser personas con mayor capacidad de simpatía. Tenemos menos tendencia a excluir, a prohibir y a anatematizar. Tenemos una mayor tendencia a aceptar, o por lo menos, a tolerar. A medida que emergemos del mundo de nuestros padres y entramos en el mundo constituido por la música, los libros, las películas y las modas de nuestra generación, ampliamos nuestro juicio acerca de nuestras posibilidades. Cuando nos enamoramos, nos volvemos seres humanos mayores y mejores: más libres, más abiertos y más capaces de disfrutar. Cuando derrocamos a un tirano sucede lo mismo: se abren posibilidades que antes estaban cerradas. Nuestra imaginación se libera.
Este contraste entre metáforas del cierre y metáforas de la expansión no debería identificarse con la diferencia entre buscar la verdad y buscar la libertad... En lugar del lema un tanto engañoso "la verdad nos hará libres", deberíamos decir "nuestra capacidad para volver a describir las cosas con términos novedosos nos hará más ricos, complejos e interesantes de lo que éramos"."

Demasiadas ideas interesantes en tan pocas líneas. Me gustaría comentar algunas frases del texto.

"En lugar de usar metáforas de acercamiento deberíamos usar metáforas de expansión", dice: las primeras son las que se suelen utilizar en la visión que considera al pensamiento una función del descubrimiento de la verdad. Con las ideas vamos acercándonos a la forma exacta de una realidad dada. Las segundas, metáforas de expansión, ponen en cambio el centro en la construcción de un mundo, en el desarrollo de una realidad armada por las ideas y la sensibilidad. El autor propone darle a este segundo esquema un valor superior, porque, explica, se trata de proponer un sentido funcional para el pensar: el pensamiento debe responder a la necesidad de enriquecer nuestra vida. Esta ubicación del pensamiento, la misión que en este marco se concibe para él, resulta liberadora. En vez de alienarnos en el descubrimiento de una verdad que está más allá de nosotros y a cuyo servicio deberíamos en última instancia colocarnos, se trata de evaluar en cada caso la utilidad de las ideas, sus consecuencias en la necesidad de expansión de nuestras vidas.

"A medida que Newton reemplazó a Aristóteles, y Einstein a Newton, nos hicimos personas mayores y mejores; personas que podían vincular más cosas, sintetizar más datos, registrar más fenómenos, proponerse y llevar a cabo más proyectos".

Un uso pobre de esta frase (no errado o poco verdadero, pero sí pobre y poco útil, siguiendo con la idea anterior) sería derivar hacia el detalle de la forma en la que las ideas de Aristóteles, Newton y Einstein se suceden y superan. Lo importante aquí es la enunciación de un objetivo valioso: volvernos personas mejores. Y el detalle de esa mejoría: ser capaces de vincular más cosas (es decir, de integrar en una imagen compleja fenómenos que de quedar dispersos no permiten captar el sentido de las dinámicas reales en las que estamos insertos), ser capaces de proponerse y llevar a cabo más proyectos (es decir, estar volcados a la acción, a la expresión creativa del deseo y a la implementación necesaria para llevar este deseo a buen término).

"Tenemos una mayor tendencia a aceptar, o por lo menos, a tolerar".

Este es un rasgo de madurez y de sabiduría: el logro de una imagen del mundo lo suficientemente amplia como para albergar en sí importantes cantidades de complejidad y diferencia. Esto no supone que debamos abstenernos de expresar nuestro deseo, nuestra orientación o sentido, sino que podemos ser capaces de integrar en el fenómeno complejo de la existencia aun aquello que en principio estamos tentados de rechazar. Si no lo hiciéramos así, si diéramos rienda suelta a nuestro rechazo o intolerancia, nuestra propia vida se vería recortada y empobrecida. La tolerancia tiene un interés profundamente egoísta: tenemos más posibilidades de desplegar nuestra diferencia y de armar el plan personal de nuestra vida en un mundo capaz de libertad que en un mundo estrangulado en la unidad de la forma correcta. El concepto de "verdad" trabaja a favor de este estrechamiento de las posibilidades, y es vitalmente más pobre que la opción que nos plantea Rorty. También podríamos optar por aplicar una formulación ligada a la filosofía Zen: la verdad está en todas partes. De esta forma la idea de verdad es amplia y liberadora.

"A medida que emergemos del mundo de nuestros padres y entramos en el mundo constituido por la música, los libros, las películas y las modas de nuestra generación, ampliamos nuestro juicio acerca de nuestras posibilidades".


Me conquista completamente la idea de que al relacionarnos con música, libros, películas y con nuestras modas estamos desarrollando nuestra sensibilidad, ampliando nuestro mundo, trabajando la riqueza de la vida comunitaria. No se trataría entonces de fenómenos comprensibles dentro de la categoría del entretenimiento sino de un trabajo de producción de riqueza sensible de mucho valor. E incluso la integración en este plano de lo que suele despreciarse como "modas", es decir, nuevas tendencias y costumbres que se imponen no a partir de su supuesta frívola y arbitraria existencia sino porque encarnan formas nuevas de la vida que emerge. Cada generación elabora su mundo, se abre a la experiencia de la vida, a través de estas expresiones que no solemos ser capaces de captar en su verdadera importancia.

Cuando nos enamoramos, nos volvemos seres humanos mayores y mejores: más libres, más abiertos y más capaces de disfrutar.

Dos cosas me llaman la atención de esta frase: por un lado el valor que se le da a la experiencia del amor, central en la construcción de la sensibilidad, básica para la expansión del ser sensible y pensante que somos (en esta visión de Rorty me cautiva también el grado y la naturalidad con la que concibe la integración entre sensibilidad y pensamiento, que son una y la misma cosa); por otro lado el valor de la capacidad de disfrutar, también central en el proceso de construcción de una visión del mundo. El disfrute aparece en este planteo como una guía indispensable para guiar las búsquedas de elaboración. ¡Qué aporte para un estilo -el del pensamiento filosófico de las facultades- que se complace en lo que Nietzsche denuncia con el nombre de "gravedad", esa impostura de importancia con la que se oculta el vacío depresivo de un pensamiento al que le cuesta encontrar sentido! ¿No es el mejor marco posible para ofrecerle a nuestros alumnos, una juventud ávida de vida, a la que debemos ayudar a pensar porque sabemos que el pensamiento es una forma de enriquecer la vida?

"Cuando derrocamos a un tirano sucede lo mismo: se abren posibilidades que antes estaban cerradas. Nuestra imaginación se libera".

Lo que me seduce en esta frase es la idea de que la caída de un poder político restrictivo tenga efectos sobre la capacidad de imaginar. Rorty no propone aquí una imagen de lucha política eternizada más allá de las vicisitudes, supera el esquema habitual poniendo a la posibilidad creativa en el centro de la escena. Si un tirano cae, o si una sociedad evoluciona en su organización política, lo que aparece en el horizonte como posibilidad es la imaginación, la creatividad, la opción de superar la estrechez de la oposición con un elemento de libertad superior. En la idea de "creatividad política", que en algunos trabajos anteriores me esforcé por introducir como una categoría para el análisis político y sobre todo como una vía para la maduración de la vida social, propongo una imagen afín: la dificultad de una sociedad pobre o productora de pobreza como la argentina no es el peso de la acción de unos enemigos por derrotar, es la incapacidad de sus ciudadanos para abordar la vida social con un impulso amoroso y dador de forma.

¿No es este párrafo una acumulación estimulante de puntos de vista útiles para concebir un trabajo docente necesario?