Objetivos de la sección


El laboratorio de experiencias sociales apunta a mirar con otros ojos la vida cotidiana. La vida social de todos los días -con sus convenciones, sus permisos, sus castigos- se nos aparece como una realidad "naturalizada". Las barreras culturales que separan unas maneras de actuar más prestigiadas de otras menos reconocidas; el uso de palabras consideradas legítimas y no de otras consideradas ilegítimas son construcciones que se realizan en un espacio social. Detrás de un gesto considerado prestigioso o de un gusto evaluado como vulgar hay caminos sociales diferentes, que presentan características objetivas que pueden ser claramente enunciadas.

Una trayectoria social produce formas de comportarse: hay, por ejemplo, padres que guardan familiaridad con los libros y otros que no saben leer ni escribir; en una escuela la ausencia de problemas sociales posibilita una buena relación pedagógica, y en otra, esos mismos problemas aparecen con crudeza y afectan la labor educativa; un chico, incluso, posee un cuarto propio en su casa y otro debe realizar sus deberes escolares en una cocina comedor mientras su madre prepara la comida y su hermana mira videoclips por televisión. Los segundos casos de estas escenas contrapuestas no son patologías ni rarezas y pueden ser parte de la rutina de grupos sociales.

La Argentina es un país que tuvo lo que los sociólogos llaman "movilidad social ascendente"; es decir, un mejoramiento progresivo de las condiciones de vida en los sectores bajos y medios bajos que, gradualmente, lograron acceder a consumos y formas de vida correspondientes a posiciones sociales superiores. En ese contexto, no es extraño, entonces, que franjas importantes de la población de sectores medios de la actualidad puedan encontrar hoy un antepasado cercano que no se manejaba del todo bien con la lectura y la escritura. Esta dimensión histórica de los comportamientos tendría, no obstante, que evidenciarse más claramente. Ocurre, sin embargo, que en las relaciones sociales -de la Argentina o de cualquier otro país- se tiende a naturalizar, y esa tendencia borra, de algún modo, la evidencia de un sacrificado proceso de incorporación.

Un ejemplo: un profesional de clase media, hijo de inmigrantes analfabetos de clase baja, fue conquistando, a fuerza de trabajo y voluntad, una posición social superior a la que tenía en su casa paterna y, con ella, también los gustos correspondientes a esa nueva posición. En la relación que mantiene con otras personas presenta -en general, inconscientemente- esos nuevos gustos como naturales a su condición y no como reflejos de una sacrificada conquista o como resultados de un arduo proceso de incorporación.

Este tipo de conductas se debe, entre otras cosas, a que algunos comportamientos adquiridos son considerados prestigiosos y se los utiliza en distintos sectores sociales como signo de distinción. La habilidad, por ejemplo, de reconocer un buen vino es producto de un aprendizaje social, pero la distinción que socialmente encierra esa habilidad lleva en general a que se la muestre no como lo que es -un aprendizaje social- sino como el resultado de una esencia. En ese juego, entonces, las evidencias de esa "movilidad social ascendente", que algunos sociólogos han visto en la Argentina, pierden su perfil más claro y parecen desvanecerse bajo el poderoso efecto de la naturalización.

Desnaturalizar, por eso, las relaciones sociales de la vida cotidiana; problematizarlas; llamar la atención sobre el carácter histórico, socialmente construido y, por lo tanto, socialmente determinado de cada una de esas relaciones, es el objetivo de este laboratorio.

Situación disparadora

Dos casos, expresados a través de dos personajes, presentan la situación disparadora de la actividad:

Objetos de Boca Juniors

Primer caso

Un hombre de 50 años trabaja de taxista y es, desde su temprana infancia, simpatizante de un club de fútbol: Boca Juniors. Colecciona revistas El Gráfico en las que se relatan las actuaciones memorables de su equipo a lo largo de los años. Posee banderines y camisetas autografiadas por algunos de los jugadores que fueron figuras del equipo, y, si se lo pidiesen, podría recordar la formación de los distintos equipos desde principios de siglo hasta el presente, año por año. Más allá de los riesgos que implica, va a la cancha desde hace más de treinta años, casi sin faltas, las cuales -cuando las hubo- se debieron a imposibilidades reales como una enfermedad o un ineludible compromiso familiar. Escucha con atención casi religiosa programas de radio que comentan y analizan las actividades futbolísticas de la semana, nacionales e internacionales, y merece un lugar especial en sus días el programa que se ocupa exclusivamente de Boca Juniors. Los lunes sólo lee el suplemento deportivo y, a veces, una revista. Sabe todo lo que hay que saber sobre el equipo por el que simpatiza: puede recordar fechas, describir minuciosamente jugadas memorables y recordar el movimiento de cada jugador; sabe reconocer, incluso, estilos diferentes y tiene postura tomada acerca de cuál es el que expresa mejor el auténtico fútbol.

Libros

Segundo caso

Un hombre de 50 años trabaja de empleado bancario y es, desde su temprana infancia, simpatizante de la ópera y, sobre todo, de dos autores en particular: Giacomo Puccini y Giuseppe Verdi. Colecciona viejas revistas en las que se relatan versiones memorables de Aída, Tosca, Rigoletto y Madame Butterfly y recuerda a cada uno de los intérpretes, al director y al régisseur; recuerda, incluso, los problemas habidos en las presentaciones a lo largo de los años. Posee discos de pasta de los grandes de las primeras décadas del siglo y guarda un programa del Teatro Colón autografiado por una de sus divas favoritas de la década del 60.

Si se lo pidiesen, podría recordar con exactitud a los intérpretes de distintas puestas desde fines de la década del veinte hasta el presente, año por año. Más allá de los contratiempos económicos, concurre, hace más de treinta años, al gallinero del Teatro Colón, casi sin faltas, las cuales -cuando las hubo- se debieron a imposibilidades reales como una enfermedad o un ineludible compromiso familiar. Escucha con atención casi religiosa programas de radio dedicados a la ópera en los que se comentan y analizan las actividades operísticas de la semana, nacionales e internacionales, y merece un lugar especial en sus días el programa que se ocupa exclusivamente de Verdi en una de las FM dedicadas a la música clásica. Luego de una función, lee con ansiedad los comentarios de la sección dedicada a la ópera que dos diarios tienen en sus suplementos de espectáculos. Sabe todo lo que hay que saber acerca de Puccini y de Verdi: puede recordar fechas, describir minuciosamente actuaciones y recordar vestuarios y escenografías; sabe, además, reconocer estilos diferentes y tiene postura tomada acerca de qué cantante expresa mejor el auténtico bel canto.

Herramientas para trabajar

Libros y objetos de Boca Juniors

Las herramientas para abordar un problema como el que se planteará a partir de los casos descriptos pueden ser una manera de observar cómo funcionan -expresando productos de diferencias sociales- los gustos de una determinada sociedad. Esta manera de mirar es eminentemente sociológica y resulta un instrumento pertinente para tratar la cuestión enunciada. Dos personas pueden tener actividades similares, caracterizadas por:

? coleccionar objetos,
? seguir con intensidad una actividad reconocida socialmente.

Sin embargo, la manera en que una sociedad clasifica esos objetos proporciona a las actividades un distinto valor.

En una sociedad existen clasificaciones socialmente aceptadas acerca de las relaciones que las personas mantienen con determinados objetos y prácticas. Esas relaciones, a su vez, suponen un lugar, un rango, una jerarquía dentro de esas clasificaciones: comprar determinado objeto o comportarse de una determinada manera es, según el objeto adquirido o los modos empleados en la interacción cotidiana, un indicador de buen o mal gusto. Esta clasificación atraviesa el conjunto de la sociedad y permite que unas consideraciones se impongan con mayor fuerza que otras, las cuales, a su vez, se institucionalizan, se transforman en prácticas y, por lo tanto, crean barreras que advierten sobre lo que "debe" y "no debe" hacerse en esa sociedad. El sociólogo francés contemporáneo Pierre Bourdieu sostiene que nada clasifica más que las clasificaciones, ya que la mirada que clasifica está condicionada por el solo hecho de estar ubicada en un espacio de la jerarquía.

Bourdieu afirma también que las valoraciones personales son "las prácticas (deportes, actividades, diversiones) y las propiedades (muebles, corbatas, sombreros, libros, cuadros, cónyuges...) a través de las cuales se manifiesta el gusto, entendido como el principio de las elecciones que así se realizan. Para que existan gustos -prosigue Bourdieu-, es necesario que haya bienes clasificados -de 'buen' o de 'mal' gusto, 'distinguidos' o 'vulgares', clasificados al tiempo que clasificantes; jerarquizados al tiempo que jerarquizantes- así como personas que posean principios de clasificación que les permitan distinguir, entre estos bienes, aquéllos que les convienen, los que son de su 'gusto'"... (Bourdieu, "La metamorfosis de los gustos", en Sociología y cultura, México, Grijalbo, 1990.)

Actividades

Preguntas sobre los casos y análisis de los mismos

¿Existe en la opinión de la gente con la que nos relacionamos cotidianamente la idea de que alguno de los dos hábitos coleccionistas descriptos en la Situación disparadora es mejor que el otro? Si la respuesta es afirmativa, resultaría interesante leer los dos casos a personas cercanas y formularles las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuáles son las diferencias entre las actividades que realiza el hombre del primer caso y las del segundo, sin tomar en cuenta las características intrínsecas de los objetos con los que se relacionan?

  2. ¿Cuál de las dos actividades considera más importante? ¿Por qué?

    Observación etnográfica
  1. Tomando en cuenta el texto proporcionado en la sección Herramientas para trabajar, realizá una descripción minuciosa de la relación que una persona tiene con un bien cultural de cualquier tipo: con qué bien cultural se relaciona, qué hace, cómo lo hace. Elaborá una descripción similar a cualquiera de las dos presentadas en la Situación disparadora.

  2. Tomando una vez más en cuenta el texto proporcionado en la sección Herramientas para trabajar, observá ahora qué diferencias existen entre los casos descriptos en la Situación disparadora y el que observaste vos.
textos: Lucas Rubinich
edición: Diego Bagnera