A través del Archivo se busca reconstruir la historia de vida de los desaparecidos integrantes de los grupos familiares de los hijos secuestrados y/o nacidos en cautiverio durante la última dictadura militar, tanto de aquellos que aún se encuentran apropiados como de los que recuperaron su identidad.

Se busca recuperar la identidad perdida al momento de la constitución de la entidad «desaparecido», que dio lugar a un nuevo sujeto social, negando la identidad anterior. Al mismo tiempo, se propone complementarla con la reconstrucción del contexto familiar y social que permitirá trazar un mapa del entorno para analizar el proceso de ruptura histórica (movilidad social, identidad cultural) que la dictadura militar impuso en la Argentina.

Para esto se entrevista a familiares y allegados de los desaparecidos, que residen en todo el territorio nacional.

La metodología del proyecto se ha estructurado sobre la base de tres ejes ordenadores:

  1. Un archivo biográfico familiar para cada uno de los jóvenes apropiados, con tres tipos de soportes: oral (las voces), escrito (transcripciones de las entrevistas) y fotográfico (registros actuales e históricos).
  2. Un documento síntesis para cada joven apropiado con las historias de vida de los desaparecidos.
  3. Un documento de acceso público que vincule y relacione las historias de vida.

La consolidación del Archivo Biográfico Familiar de Abuelas de Plaza de Mayo, su perdurabilidad y su intención de reactualizar su impacto sobre el espíritu público, harán posible su constitución en el marco material de soporte de la memoria colectiva.


Organización del proyecto

Un equipo de 30 investigadores de distintas carreras de la Universidad de Buenos Aires lo lleva adelante, desarrollando tareas pertinentes a la investigación, coordinación, administración, archivo, realización de entrevistas, corrección de las mismas y registro fotográfico. Han pasado por el proyecto más de 100 estudiantes y graduados que desempeñaron el rol de entrevistadores, para lo cual fueron capacitados y entrenados. Tanto esta transferencia como la organización de las I Jornadas de Jóvenes Investigadores (octubre de 2002), dan cuenta de una apuesta a la formación de profesionales de las Ciencias Sociales comprometidos con la realidad de nuestro país.

El proyecto presentado por las Abuelas de Plaza de Mayo fue incorporado a la programación de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (UBACyT) en septiembre de 1999, como parte del período 1998-2000 (Proyecto TS063). Mantuvo ininterrumpidamente esta categoría para los períodos 2000-2001 (Proyecto S047) y 2004-2007 (S129), siendo siempre sus directores los profesores de la UBA Enrique Oteiza y Mónica L. Muñoz.


Estado actual del conocimiento sobre el tema

Si bien existen trabajos en torno a la desaparición forzada de personas, no se han identificado otras investigaciones empíricas en nuestro país que reúnan características similares a esta en cuanto a reconstruir de manera sistemática las historias de vida de desaparecidos pertenecientes a un determinado grupo (en este caso, el universo estudiado se ha conformado en torno a la presencia de un hijo apropiado en la familia de origen del desaparecido).

La reconstrucción que se está realizando parte de considerar que el «desaparecido» es el producto de la pérdida de la identidad que comienza con la llegada al campo de concentración. Los números reemplazaban a nombres y apellidos, personas vivientes que ya habían desaparecido del mundo de los vivos y ahora desaparecían desde dentro de sí mismos en un proceso de «vaciamiento» que pretendía no dejar la menor huella. Cuerpos sin identidad, muertos sin cadáver ni nombre: desaparecidos.

Los secuestros y desapariciones seguidas de muerte han dado a lugar a un «nuevo» sujeto social, producto del genocidio, que conduce a la negación del pasado, de un pasado muy particular: el familiar, social, cultural, político, y que instala una grieta en la transmisión familiar y generacional. La condición de «desaparecido» está dada por lo que de él se ignora (su cautiverio, su muerte, el destino de sus restos y, en los casos de quienes transitaron los campos de concentración y no fueron identificados, quiénes eran). Lo que se ignora, la negación, es lo que lo define.

La negación de la identidad que comienza en el campo de concentración, encuentra su correlato en el afuera. Los familiares, en su primer momento de denuncia, construyen la figura de la «víctima inocente», operación imprescindible por dos motivos: en primer lugar, ante el avasallamiento de las garantías más elementales, era necesario recordarle al poder que los detenidos (desaparecidos) eran inocentes hasta que la Justicia demostrara lo contrario; por otro lado, la pretensión de inocencia buscaba preservar a los familiares de la exclusión social, la estigmatización e incluso de la propia desaparición, es decir, de pasar a integrar la alteridad negativa definida por el régimen.

Los procesos genocidas se concretan en su realización material (la eliminación física del grupo social caracterizado como enemigo), pero sólo se completan a través de una instancia de realización simbólica. Diversas militancias políticas, sociales, religiosas, homogeneizadas y opacadas detrás de una nueva construcción identitaria: los desaparecidos.

Siguiendo a Daniel Feierstein, una investigación que busque recuperar la identidad, individual y colectiva, de los desaparecidos lejos de constituir una justificación [del exterminio], debiera permitir una reapropiación de las víctimas en tanto sujetos sociales. El proceso contrario conduce a lo que hemos dado en llamar la realización simbólica del genocidio: esos cuerpos eliminados materialmente también son borrados simbólicamente, se pierde hasta la capacidad de recuperar su memoria.

Haciendo propio el concepto de memoria ejemplar de Tzvetan Todorov, el proyecto se propone en esta nueva etapa de investigación indagar las posibles analogías entre las prácticas represivas implementadas por la última dictadura militar y los procesos genocidas. La memoria ejemplar generaliza, pero de manera limitada; no hace desaparecer la identidad de los hechos, solamente los relaciona entre sí, estableciendo comparaciones que permiten destacar las semejanzas y las diferencias. Recuperar la identidad de los desaparecidos en tanto sujetos sociales con sus propias historias y prácticas y no sólo como víctimas de delitos de lesa humanidad, constituye un ejercicio de memoria que no se limita al recuerdo del pasado sino que permite la posibilidad de que dicho pasado resignifique el presente. La memoria como práctica social requiere de materiales e instrumentos de soporte. No se logra como un registro espontáneo sino que es algo que se construye a partir de ciertos marcos que lo hacen posible.

En este sentido, el Archivo Biográfico Familiar se constituye en soporte material de la memoria, operando en un doble sentido: se reconstruye la identidad de cada uno de los desaparecidos, al tiempo que la conformación del Archivo Biográfico Familiar de Abuelas de Plaza de Mayo como totalidad posibilita la recuperación de la identidad de este grupo social.

Dado el carácter innovador de este trabajo, se ha desarrollado un andamiaje teórico-metodológico, estructurado a partir de tres tipos de narrativas: los relatos biográficos, las historias de vida y los biogramas. Los relatos biográficos, producto de las entrevistas en profundidad a familiares y allegados, dan cuenta de la trayectoria vital de los desaparecidos. Los relatos biográficos múltiples cruzados conforman estructuras polifónicas en las que varios relatos convergen hacia un mismo punto de interés.

En este caso particular, no están sujetos a verificación, ya que las entrevistas recogen sin censura aquello que los familiares desean trasmitir al hijo apropiado. De hecho, las contradicciones entre un relato y otro dan cuenta de la multidimensionalidad de la existencia del desaparecido; en realidad, no hay tales contradicciones, sino representaciones contradictorias. En cada Archivo que se produce, la multiplicidad de relatos biográficos cruzados conforma una historia de vida, un relato que no tiene un único narrador ni orden cronológico estricto, pero que igualmente recorre la vida del desaparecido. Los biogramas son registros biográficos sucintos, orientados a estudios cuantitativos. Recogen los datos que surgen de las entrevistas, en forma cronológica.

El gran volumen de información sobre los grupos familiares del que se partió al comienzo de la investigación, así como la magnitud de los datos producidos por la misma, hizo imprescindible el desarrollo de un software que permitiera la gestión de los datos de los cientos de familiares y allegados involucrados, las relaciones entre estos y los desaparecidos, las entrevistas brindadas, las prioridades de acuerdo con la edad de las personas a entrevistar y su localización geográfica, el monitoreo de lo actuado, etc. Este software fue diseñado a partir de las necesidades del proyecto, no cuenta con antecedentes directos en cuanto a la aplicación de este tipo de tecnología a una investigación cuanti-cualitativa y puede ser objeto de transferencia para proyectos de similares características.

Cuando, en 2001, se puso en marcha el convenio con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), a fin de reconstruir las historias de vida de aquellos cuyas desapariciones fueran denunciadas ante este organismo, Conadi había detectado 60 nuevos casos de menores y embarazadas desaparecidos, que no se encontraban registrados en Abuelas de Plaza de Mayo. En 2003, ya eran 74 los nuevos casos y aproximadamente 20 se encontraban en etapa preliminar de investigación. En la medida en que Conadi corrobora estas informaciones, abre los expedientes correspondientes y toma contacto con los grupos familiares, remite estos datos al Archivo Biográfico Familiar para comenzar la reconstrucción. Asimismo, se continúan recibiendo en Abuelas de Plaza de Mayo nuevas denuncias sobre apropiación de menores, denuncias que se incorporan al Archivo Biográfico Familiar.

A partir del impacto que produjo la entrega de los Archivos a los jóvenes que recuperaron su identidad, se arribó a la siguiente conclusión: también para los hijos de desaparecidos que no fueron apropiados y que buscan a sus hermanos, así como los que fueron restituidos antes del comienzo de esta investigación, acceder a las historias de vida de sus padres reconstruidas a través de los relatos biográficos múltiples cruzados resulta fundamental para transitar el proceso (siempre abierto) de identificación, apropiación de la historia familiar y construcción de la propia identidad. Para el caso particular de los Archivos destinados a los jóvenes ya restituidos, se deberá adecuar la perspectiva teórico-metodológica puesta en práctica hasta el momento.


Resultados alcanzados a mayo de 2004

    Más de 1000 entrevistas, realizadas en todo el país.
    Más de 400 historias de vida de desaparecidos en proceso de reconstrucción.
    Más de 40 archivos finalizados.
    Más de 100 archivos en proceso.
    14 archivos entregados a sus destinatarios (5 a jóvenes restituidos y 9 a hijos de desaparecidos que
       buscan a sus hermanos o primos).
    Participación en más de 10 eventos académicos nacionales exponiendo la tarea que realiza el proyecto.