Los gustos expresan una verdad personal: no se eligen. Con facilidad y frecuencia caemos en el error de creer que los gustos expresan una posición propia, una toma de partido, pero bien comprendidos se trata en ellos más bien de una fatalidad. Prendemos la radio y escuchamos una canción: ¿qué produce esa canción en nosotros? ¿Placer, distensión, comodidad, sentido? ¿O nos trae por el contrario molestia, incomodidad, disgusto? Al responder damos testimonio de algo que nos sucede. No es valioso forzar el proceso sensible para caber en un molde, como sería decir, por ejemplo, "me gusta" por considerar meritorio al objeto, pese a que nos despierte más bien rechazo. Si algún valor podemos esperar en la experiencia del gusto es exactamente el contrario, el que proviene de tomarlo en serio, aceptarlo y luego tomarlo como hilo de un desarrollo posible.

Incluso, pese a que la indagación de la proveniencia del gusto puede resultar de gran valor, se trata de un camino que va del gusto hacia adelante, del gusto hacia experiencias y nuevos gustos, haciendo de él una instancia dinámica, viva, abridora de mundos, y no un dato cerrado, una determinación bloqueada sobre sí misma y sin consecuencias.

Es importante reconocer los gustos y explorarlos, ampliarlos, ya que ellos nos ligan al mundo de una manera esencial, sentida, gozosa y rica. Es importante subrayar y legitimar esa riqueza, darle alas, establecer las asociaciones que surjan de él, permitirle crecer y transformarse, desplegando el sentido implícito que contiene. El camino del gusto es la oportunidad para una experiencia de autoconocimiento profunda, y a partir de allí también un camino de maduración y crecimiento.

No debemos abordar el gusto con actitud crítica, ni el ajeno ni el propio. El gusto es un dato dado, establecido, una conexión con el mundo, ¿qué sentido tiene hacer la crítica del gusto? Hay por el contrario que alentar su fortalecimiento, lo que deba ocurrir ocurrirá en ese proceso de aliento y aceptación.

Es importante, crucial, imprescindible, ser conscientes de un problema frecuente en este campo. La actitud más corriente de la cultura adulta o docente es la de despreciar, desconocer o cuestionar agriamente los gustos de los alumnos, como si no fueran adecuados o debieran cambiar, o en casos extremos como si estos fueran la consecuencia de un proceso de deterioro social y cultural profundo y sin vueltas. Esa posición encarna la habitual ignorancia del pensamiento hiper crítico, ya que carece de la mínima comprensión de la vida real del mundo. En esa mirada una forma cultural procede en forma imperialista, creyéndose imbuida de tal valor que considera correcto decretar la exclusión de nuevas formas vitales. Es ignorante además precisamente por eso, porque no reconoce el básico movimiento de cambio y despliegue del mundo, porque desconoce la exhuberancia de la producción vital de formas, y porque declara concluida la historia, la producción de nuevas formas de vivir.

Es probable, o más bien seguro, que los gustos adolescentes estén crudos. Es por eso que deben ser elaborados, pero esto es posible solamente a partir de su valoración y reconocimiento, y no negándolos. Esa crudeza o tosquedad es saludable y propia del inicio de la vida de todo individuo. Los gustos de las personas manifiestan a la vez una diferencia individual y una diferencia de época. Es necesario que el docente esté abierto a esta doble dimensión de la diferencia si desea realizar esta valiosa tarea de elaboración de sentido.

Propuesta de Método para trabajar el gusto: realización de una planilla de gustos (guía de pasos sugeridos, primera aproximación al tema):

1. Pedir a cada alumno que haga una lista enumerando 50 cosas que le gusten.
2. que elija 5 de su lista
3. que responda estas preguntas sobre cada una de esas cinco elecciones:
a. ¿qué es lo que me gusta en ese gusto?
b. ¿qué imágenes se asocian con ese gusto?
c. ¿de dónde viene ese gusto, cuándo empezó, qué experiencia anterior está ligado con él?
d. ¿adónde va ese gusto, que tendrías que hacer si quisieras ampliarlo, desarrollarlo, vivirlo más intensamente?
e. ¿quién comparte ese gusto con vos?
f. ¿puede ese gusto formar parte de tu relación con el mundo del trabajo?