Trabajo rural

En nuestro país, la práctica de la agricultura y la ganadería es de suma importancia, porque de ella depende buena parte de la economía nacional, debido al ingreso de divisas que genera la exportación de cereales, oleaginosas, frutas, carnes y cueros, entre otros productos. En una propuesta anterior ya hemos visto que los cambios tecnológicos ocurridos durante los últimos años tuvieron un fuerte impacto en la producción agro-ganadera destinada al mercado nacional e internacional. Estas innovaciones permitieron modernizar e intensificar la producción y aumentaron la calidad y cantidad de lo que se produce y también incidieron en la forma como se produce.

Sin embargo, estas nuevas tecnologías no se han difundido de igual manera entre todos los productores, ya que para incorporar innovaciones se necesitan capitales, créditos y asesoramiento técnico, además de un mercado en el que colocar la producción. En esta situación se encuentran muchos pequeños y medianos productores, quienes tienen enormes dificultades para acceder al financiamiento porque, entre otras cuestiones, no son dueños de la tierra que trabajan. Esto determina que, lejos de acceder a nuevas tecnologías, realicen el trabajo agrícola con mano de obra familiar, poca maquinaria y escasos insumos de calidad (como semillas mejora d a s, fertilizantes, pesticidas, etc.).

En relación con esta problemática, una situación particular es la que viven numerosas familias del Noroeste argentino, de las zonas cordilleranas de Mendoza y del noroeste de Neuquén. Se trata de productores cuya situación de precariedad les impide incorporar tecnologías. Estas poblaciones se dedican a la agricultura y a la ganadería para satisfacer las necesidades de alimentación de cada productor y su grupo familiar. Se denominan economías de subsistencia porque el objetivo de la producción no es la venta de los productos en el mercado, sino el autoconsumo, es decir, el abastecimiento doméstico de alimentos, leña y vestido para el mantenimiento del grupo familiar.

Propuesta

En esta propuesta le presentamos diversos lineamientos para trabajar el tema de "las economías de subsistencia", desde la perspectiva de los problemas que enfrentan en su vida cotidiana las familias dedicadas a este tipo de actividad. El objetivo es enriquecer las representaciones que los niños más pequeños tienen del mundo rural.

Características de las economías de subsistencia

A partir de lo expuesto puede guiar a los alumnos para que identifiquen los problemas que enfrenta el productor y su grupo familiar en las economías de subsistencia. De este modo, se puede observar la situación de precariedad en la que viven estas familias: producen poco porque sus predios son reducidos y porque no cuentan con tecnologías adecuadas para mejorar la cantidad y calidad de las cosechas; obtienen muy poco excedente y por eso apenas pueden intercambiar algunos productos para abastecerse de lo necesario para subsistir; sus niños ayudan en el trabajo familiar y tienen dificultades para completar su escolarización, entre otros problemas. Finalmente, le sugerimos que organice un debate en torno a un interrogante del tipo: ¿cómo influyen estos problemas en la vida cotidiana de poblaciones como las del relato?

Actividades sugeridas para el aula
A continuación, le presentamos un texto para ser leído con sus alumnos.

Fotografía

Juan tiene ocho años. Vive con su familia en un lugar llamado El Molulo, en la provincia de Jujuy. Como la mayoría de la gente del lugar, él y su familia trabajan criando unas pocas cabras y algunas vacas. Su mamá se las ingenia para plantar entre las piedras maíz y papas que les sirven de alimento. Con sus vecinos intercambian su ganado por tejidos (mantas, ponchos) o piezas de alfarería (vasijas para el agua, ollas para cocinar). Una vez al año bajan a Tilcara para vender algunos animales y comprar lo que necesitan: sal, azúcar, vino, arroz o alguna golosina. A Juan y a sus hermanos les encanta cuando el papá les trae chupetines de limón. Como la madera es escasa, tienen problemas para juntar leña y así prender el fuego para cocinar o calentarse cuando hace frío. Juan trabaja muy duro para conseguir la leña, porque tiene que desenterrar con un pico la raíz de una planta llamada tola y eso le lleva mucho tiempo. Cuando no consiguen madera queman "yareta", pero a Juan y su familia esto les gusta menos, porque la yareta forma un humo espeso y molesto que ensucia las ollas y se adhiere a las paredes y al techo de su casa. Juan, como todos los chicos de la zona, va a la escuela rural. Para llegar, camina todos los días más de dos horas entre los cerros. La mamá de Juan pasa muchas horas hilando lana mientras camina detrás del ganado o mientras vigila que no se le queme la comida. Varias veces por año, su papá se va de casa por algunos meses. Se emplea en la zafra o en la cosecha de algodón. Así junta unos pesitos más para ayudar a la familia. ¡Con las cabras y las papas apenas si alcanza para comer!

Relato elaborado a partir de: Mi país, tu país, Buenos Aires, CEAL, 1971, y Clarín, diciembre de 1994.

Luego de la lectura, puede trabajar en torno a las siguientes consignas:

Sugerencias

Actividades sugeridas

Las casas en la Puna son muy bajas y están semiexcavadas en el suelo. Para atravesar la puerta hay que encorvarse un poco, ya que la misma es pequeña? Luego, para entrar en ellas es necesario descender unos escalones. La cantidad de aberturas es escasa. De este modo sus habitantes afrontan mejor las condiciones climáticas del lugar como por ejemplo los fuertes vientos que soplan en la región. En las partes más altas de la Puna no crecen árboles. Esta situación crea serios problemas para la construcción. Toda la madera se trae de las partes más bajas, ya sea los troncos de cardón, provenientes de las quebradas más secas o los de aliso, los cuales se encuentran en las más húmedas. Por esta razón las paredes de las casas son de tapias (tierra apisonada en moldes) y tienen 60 centímetros de espesor. Las puertas, bajas y estrechas, tienen batientes de madera de cardón aseguradas con tientos de cuero.

Elaborado a partir de: Mi país, tu país, Geografía regional, Buenos Aires, CEAL, 1980.

Ministerio de Educación
Programa Nacional de Innovaciones Educativas