La geosfera

Acantilado

Gentileza EUDEBA

El conocimiento de la estructura y del comportamiento de la geosfera permiten comprender la formación y el desgaste del relieve, la actividad sísmica y volcánica y los tipos de minerales asociados con ciertos terrenos. Por otra parte, muchos fenómenos asociados con la evolución de la vida en la Tierra —entre ellos, la presencia de fósiles— se entienden a partir de la idea de que la corteza terrestre sufre permanentemente lentas modificaciones, cambia el relieve y cambia su clima. La idea de que la parte sólida de la Tierra es un sistema formado por masas de rocas sólidas y otras en estado pastoso, puede construirse a partir de la consideración de las evidencias disponibles, ya sea a través de salidas de campo o comparando imágenes. También es posible iniciar con alumnos de esta edad la construcción de la noción de tiempo geológico, que implica lapsos muy largos y procesos tan lentos que los cambios que se producen no se detectan sino después de muchos millones de años, así como fenómenos bruscos —el vulcanismo o los terremotos— en los que la dinámica de la geosfera puede traducirse en riesgos para la vida.

A través de las actividades propuestas, los alumnos pueden aproximarse a la noción de que la Tierra, tal como la vemos, no ha sido siempre igual, sino que el aspecto de su superficie ha ido cambiando de manera muy lenta, y que lo que ahora vemos es como una fotografía dentro de la larga secuencia que forma la «película geológica». Apreciarán la necesidad de interpretar las evidencias proponiendo un modelo que dé cuenta de las estructuras geológicas que vemos en la actualidad. A su vez, comenzarán a entender la parte sólida de la Tierra como un sistema de materiales con diferentes propiedades que interactúan por efecto de diversas causas, entre ellas, el calor interno del planeta.

Secuencia didáctica

a) En primer término, es útil que los alumnos observen de manera atenta y detallada el relieve y las geoformas. A través de salidas de campo, videos o fotografías, los alumnos pueden acceder a la idea de la diversidad de formaciones geológicas que pueden encontrarse en el mundo y cómo pueden haberse formado. Será necesario trabajar con ellos la noción de que la superficie terrestre no es siempre igual, y que donde antes había una montaña puede encontrarse ahora un lago aunque los cambios sean tan lentos que no lleguen a percibirse. Para ayudar a los alumnos a situarse, es importante acercar datos sobre la edad estimada de la Tierra (unos 4500 millones de años) y pedirles que representen esa extensión de tiempo en una escala sobre papel. Se les puede proponer también que respeten esa escala y representen sobre ella la época en que aparecieron los primeros seres vivos (hace unos 3500 millones de años), el período en que vivieron los dinosaurios (entre 100 y 200 millones de años atrás) y la época en que aparecieron los primeros antepasados de la especie humana.

En esa escala, la extensión de una vida humana es prácticamente imposible de representar. Por ejemplo, si representamos 1 siglo como igual a 1 mm, la escala de 4500 millones de años tendría que medir 45 km.

b) A continuación, se les puede preguntar a los alumnos cómo se imaginan el interior de la Tierra, qué conocen sobre lo que hay en la profundidad y, previa división de la clase en grupos, proponer que dibujen lo que piensan que podría verse si cortaran el planeta por la mitad.

c) Luego de comparar sus producciones es importante señalar que, a pesar de que los geólogos no pueden cortar la Tierra en dos, han desarrollado un modelo de su estructura a partir de información indirecta, estudiando las vibraciones causadas por los terremotos. Los alumnos podrán formarse alguna noción de cómo obtener información de las vibraciones si exploran la forma en que resuena un recipiente al golpearlo cuando su interior está lleno de arena, de agua o de harina. Luego de que exploren con diferentes rellenos, pueden utilizar un recipiente igual cuyo contenido no pueda verse (por ejemplo, puede estar envuelto en papel) y que esté lleno de un material desconocido para ellos (podría ser mermelada o limaduras de hierro) y, por comparación con los frascos ya explorados, pueden anticipar las propiedades del material que está en su interior. Es interesante reflexionar con los alumnos acerca de que, en esta experiencia, ellos pueden abrir el frasco incógnita y tener la certeza de su contenido, pero los geólogos solo pueden elaborar un modelo posible que utilizarán mientras no se encuentre uno que explique mejor la información que se posee. Hecha esta aclaración, se les puede dar a los alumnos información sobre el modelo de estructura interna de la Tierra, hacer que comparen estos datos con el modelo que ellos pensaron y pedirles que representen, a escala, un modelo de corte del planeta.

Geosfera

Corteza: de 5 a 40 m

Manto: hasta 2900 m

Núcleo externo: hasta 4700 m

Núcleo interno: hasta 6370 m

Gentileza EUDEBA



Sugerencias didácticas

La propuesta para el aula sobre la Tierra y sus transformaciones plantea la idea del planeta como un sistema dinámico, que con el tiempo cambia y evoluciona mediante mecanismos de distinto impacto sobre nuestra vida, a la vez que incorpora la noción de que esos cambios son lentos: lo que hoy vemos como el relieve de nuestro planeta comenzó a formarse hace miles de años, y continúa cambiando, aunque no lo percibamos.

Propone también distintas experiencias, que permitirán a los alumnos entender cómo estudian los geólogos el interior de la Tierra mediante diversas herramientas y modelos.

Se sugiere la búsqueda de material adicional sobre aspectos ligados a la propuesta: volcanes, placas tectónicas, fósiles, tiempos geológicos, geoformas (analizar sus orígenes y estudiar al agua y al viento como poderosos modeladores del terreno), o el proceso de formación y transformación de las rocas.