Se trata de ventilar las cuestiones, diríamos, adoptando la actitud del psicoanálisis, entendiendo que examinar las ideas, emociones, posibilidades, sobre los temas que nos importan produce necesariamente un crecimiento de nuestro poder frente a ellos. De esa forma nuestra capacidad elaborativa y pensante crece, y con ella nuestra riqueza personal y nuestro bienestar. Y también mejora el funcionamiento del grupo del que formamos parte.

Esta idea, y su consecuente formulación como objetivo pedagógico -construyamos la modalidad de la conversación de búsqueda- permite identificar otro tipo de intervenciones en el diálogo, que no buscan tanto participar del trabajo común de obtención de un nuevo conocimiento de algo sino por ejemplo fijar posiciones defensivas, cerrar temas en vez de abrirlos, impedir el libre intercambio de opiniones o pareceres.

Tenemos dos posibilidades básicas para observar y construir el modelo de conversación investigativa: apoyarnos en la consideración de las frases o aportes según un análisis lógico (tomando las intervenciones como premisas de un proceso ordenado al modo de un silogismo) o tener más bien en cuenta el aspecto social o afectivo, en donde la atención estaría más bien puesta en la participación de todos los involucrados y en la autenticidad de cada intervención.

¿Pero acaso tenemos que optar? Creo que estas dos vertientes son los lados de ese diálogo buscador, y que es valioso y necesario obtener modos de construirlo.

En una película del genial grupo de humor inglés llamado "Monty Python" una pareja va a un restaurante y recibe, en vez de un menú de platos, un menú de temas. El diálogo se desarrolla más o menos así:

-Mm, ¿Inevitabilidad de la muerte? ¿Querida, querrías probarlo?
-No sé de qué se trata, amor
-Mozo, ¿cómo es esto? El de la inevitabilidad?
-Bueno, es sobre como al final todos estamos destinados a desaparecer, y a la angustia que provoca ese hecho? Lleva algo de esperanzas frustradas, de crecimiento individual?
-¿Te gusta, linda?
-Mm? No sé, preferiría algo más liviano, esta noche, yo?
-¿Por qué no prueban con "lo felices que somos estando juntos"? Se pide mucho, sale muy bien?

No sería mala idea intentar establecer un menú de temas, armado por la clase, antes de internarse en el difícil pero imprescindible arte de la conversación de intercambio e indagación. Damos por supuesto que tal conversación existe, pero lo cierto es que resulta mucho más abundante el uso no elaborante ni comunicativo de la charla.