Hace 9 mil años la zona del actual Parque Nacional Los Glaciares estaba poblada por grupos cazadores y recolectores. ¿Cómo podemos saber a qué se dedicaban y cuáles eran las costumbres de estos grupos tan antiguos de habitantes del lugar? Los arqueólogos Juan Bautista Belardi y Flavia Carballo intentan resolver estos enigmas a partir de la investigación de los restos de estos pobladores.
En la entrevista, Belardi y Carballo se refieren a diferentes tipos de restos que los arqueólogos
interpretan a la luz de lo que conocen sobre los pobladores del lugar y que les aportan nuevas evidencias para
comprender cómo vivían los antiguos habitantes de esta zona.
Les proponemos que discutan con los alumnos las siguientes preguntas:
En esta segunda actividad cada grupo de alumnos elaborará, por escrito, una descripción de la vida y las costumbres de un grupo imaginario de pobladores, incluyendo la mayor cantidad de detalles posible. Por ejemplo: ¿a qué se dedicaban? ¿Cómo obtenían su alimento? ¿Cómo eran sus viviendas? ¿Tenían animales domésticos? ¿Cómo era su organización familiar? ¿Qué ritos seguían? ¿Qué tipo de materiales usaban? y otras.
A partir de la descripción, los alumnos deberán crear una pintura rupestre que refleje la mayor
cantidad de información posible sobre el grupo de pobladores. Por ejemplo, si eran cazadores, en la pintura
podrían aparecer los animales que cazaban. Si enterraban a sus muertos, uno de los motivos podría ser
una ceremonia fúnebre de esas características.
Es importante tener en cuenta que no solamente las imágenes representadas dan información importante
sobre la vida de estos pobladores sino también otros elementos como los materiales utilizados (que reflejan,
por ejemplo, a qué tipo de elementos tenían acceso). El tamaño de las representaciones
también puede dar datos sobre qué cosas estos pobladores consideraban importantes.
Luego de esto, los grupos intercambiarán las pinturas. Cada grupo, entonces, deberá elaborar por
escrito una descripción del grupo humano que pudo haber creado la pintura que les dieron a partir de lo que
pueden deducir de ella, intentando incluir tantos detalles como les sea posible.
Al final de la clase, cada grupo mostrará la pintura que recibieron y leerá al resto de los alumnos la
descripción que han creado. Esta descripción se comparará, a su vez, con la descripción
original que el primer grupo había escrito sobre estos mismos pobladores.
El propósito de esta comparación es reflexionar, entre todos, sobre las siguientes cuestiones: ¿Las dos descripciones son parecidas? ¿Hay cosas que no coinciden? ¿Hay detalles que el segundo grupo pasó por alto? Y luego avanzar hacia una relfexión más general sobre el trabajo de los arqueólogos en sus intentos de reconstruir el pasado: ¿Cuáles son las dificultades con las que se enfrenta un arqueólogo a la hora de interpretar un resto como una pintura rupestre? ¿Qué cosas nos dicen los restos arqueológicos acerca de la vida humana en el pasado, y qué cosas no podemos deducir de ellos?
Para cerrar la actividad o como tarea pueden proponerle a los alumnos que imaginen una situación
hipotética en la que un arqueólogo del futuro se encuentra con restos de nuestra
civilización:
Otros recursos para seguir trabajando estos temas: