Pero hay algo que el conocimiento en general no hace, ni la filosofía ni la más dura de las ciencias: dar el paso de la acción. El conocimiento es siempre el armado de una representación de la realidad -de parte de ella o de su incierto conjunto-, pero no se plantea movimientos ni objetivos. Ese aspecto es el que es abordado de manera clara y directa por aquello que solemos llamar creatividad.

La creatividad es entonces un camino complementario al del conocimiento, complementario y superador, ya que se ocupa de dar forma a las cosas, no sólo de conocerlas e interpretarlas sino de intervenir en la realidad generando los efectos deseados. La creatividad encarna el deseo desplegado, y es el impulso más valioso del que podemos ser capaces. Por más que estemos acostumbrados a endiosar el conocimiento, hay un más allá del conocimiento y es el uso de ese conocimiento con los fines que nuestros deseos o necesidades ponen en la tierra.

Cuando hablamos de creatividad en este sentido no estamos aludiendo ni a la inventiva de los publicitarios, ni a la sensualidad del arte, ni a la inocencia de los chicos. Tal vez sí a algo que tiene que ver con estos tres registros. La disciplina llamada creatividad, que es relativamente reciente y que se despliega sobre todo en torno a temas de gestión pública o a desarrollos empresarios, se ocupa principalmente de dos cosas: generación de ideas y resolución de problemas. El cuerpo de textos que conforma su bibliografía no incluye demasiados estudios en profundidad, desarrolla más bien de técnicas de trabajo, de fórmulas sencillas y prácticas para ayudar a cualquier persona a abordar su campo de actividad de la manera más activa posible. Si se utilizan con asiduidad, estas técnicas son capaces de transformar el panorama vital de un individuo o un grupo de trabajo.

Todo esto para llegar a la siguiente conclusión: es necesario que adiestremos a los alumnos de filosofía en el uso de estas técnicas y estrategias. El pensamiento no debe quedar en la inoperancia ni en el narcicismo de la reflexión eternamente centrada en sí misma. La complejidad, si permanece en una zona de independencia respecto del mundo concreto de los hechos y las vivencias, es más un mecanismo neurótico de evitación que una capacidad intelectual cierta. Las técnicas de creatividad pueden ser abordadas como un juego en la clase, e instalan en el pensamiento de los chicos (y por supuesto en el nuestro también) el elemento más valioso de la capacidad de la conciencia: la capacidad de dar forma. La creatividad busca que el pensador sea un artista del mundo, que su realidad sea su obra.

Para saber más acerca de las técnicas de creatividad sugiero los siguientes links:

http://www.neuronilla.com/pags/tecnicas/

http://www.enplenitud.com/nota.asp?articuloid=4744

http://www.enplenitud.com/nota.asp?articuloid=5210