Introducción

El relevamiento de este tipo de debates –que son escasos en idioma español, como bien señala Anaclet Pons en su presentación del tema en Clío– indica diferentes orientaciones a la hora de concebir los usos de internet entre los historiadores.

Los criterios para evaluar la producción histórica en la web, al igual que sucede con los recursos audiovisuales y en especial con el cine, apenas han sido expuestos por algunos docentes e investigadores. La guía para presentar reseñas de websites en la Journal of American History and History Matters contiene elementos indispensables y nos servirá de matriz para presentar alguno de ellos en este texto. Utilizaremos especialmente la clasificación de tipos de sitios históricos que Rosenzweig hace al comienzo de la guía:

  1. repositorios de documentación (en especial de fuentes primarias);
  2. ensayos, artículos o exhibiciones creadas o escritas especialmente para la web;
  3. recursos para la enseñanza de la historia;
  4. gateways que proveen acceso a otros sitios;
  5. sitios de revistas;
  6. websites institucionales;
  7. comunidades virtuales.

Presentaremos en los artículos siguientes una breve recorrida por algunos sitios que consideramos ejemplares para los primeros tres ítems de la clasificación de Rosenzweig (aunque algunos de dichos sitios puedan incluirse en otros apartados de la clasificación).

Documentos y librerías en la web

Una de las polémicas más intensas de los últimos tiempos en las disciplinas ligadas al mundo del libro y la lectura ha sido la posible «muerte» del libro en papel y su posible reemplazo por el e-book. Historiadores como Roger Chartier o Robert Darnton, entre muchos otros –menos conocidos por estos lugares– de los que integran el campo de la historia del libro han intervenido en dicho debate. La digitalización de documentos escritos puede ser vista tanto como un peligro cierto que lleva a la desaparición inminente de los más viejos papeles, como la respuesta a esa misma amenaza1. Cualquiera sea el caso, lamentablemente es gratuita solo una pequeña parte de los sitios actualmente existentes que albergan documentación histórica2.

JSTOR (Journal Storage: The Scholarly Journal Archive) es uno de los sitios financiados por la fundación Andrew W. Mellon. Contiene una colección de más de 170 revistas académicas de renombre (historia, ciencias políticas, artes, antropología, sociología, entre otras disciplinas), con artículos de texto completo. Para leer, por poner un ejemplo, «Hugo Wast, Argentina's Most Popular Novelist», de Ruth Sedgwick, publicado en 1929 en Hispanic American Historical Review, deberá tener una suscripción anual que, para instituciones educativas, alcanza sobradamente las cuatro cifras en dólares.

Un repositorio con el mismo criterio de moving wall –artículos no actuales, de uno a cinco años de antigüedad como mínimo, para garantizar la no competencia con las suscripciones a las revistas– es PCI Full Text, de la empresa Chadwick.

Otros repositorios pero con publicaciones actuales (casi nunca más de diez años a la fecha) son Project Muse, de la Universidad Johns Hopkins, Ingenta, Proquest, Ebsco Online o las bases de datos del grupo Thomson-Gale. En muchos casos no necesitamos subscribirnos al servicio completo: nos basta con comprar el artículo que deseamos (Ingenta por ejemplo).

Si se trata de obtener la referencia o una copia impresa en papel o en archivo de alguna tesis aprobada en Estados Unidos puede consultarse ProQuest Historical Newspapers dedicado a la comercialización del material. Esta empresa también ha digitalizado periódicos completos como The New York Times (entre 1851 y 1999). 

Grandes repositorios de libros sujetos a copyright, también pagos, son Netlibrary y Questia.

Entre los más grandes repositorios de imágenes se encuentran Corbis y Artstor.

Si se trata de información estadística, WorldBank es uno de los sitios más visitados.

Los sitios de acceso gratuito con gran cantidad de información histórica son menos pero no pocos: si la información está relacionada con la genealogía, el sitio FamilySearch posee una de las bases de datos más robusta.

Si se trata de publicaciones electrónicas, el proyecto SciELO es el más grande de los repositorios de revistas académicas latinoamericanas, con 50 nombres en línea.

El proyecto Clío es otra de las apuestas en idioma español. Desde 1997 los responsables del sitio intentan «colgar» fuentes primarias, fichas temáticas, ensayos, etc. Sobre temas latinoamericanos el proyecto LANIC (Latin American Network Information Center) es uno de los lugares ya consolidados.

El Handbook of Latin American History es una de las referencias más importantes en Historia de América Latina. Con actualizaciones anuales, el Handbook es un material de importancia en la medida en que concentra información sobre las publicaciones académicas en torno a la materia.

 

1. Nicholson Baker, conocido por su nouvelle Vox. Ha publicado hace algunos años un muy polémico libro sobre los accidentes y las políticas de «eliminación» del papel viejo por distintas grandes bibliotecas. Uno de los argumentos que Baker cuestiona es la correlación entre digitalización y eliminación del formato papel. El autor dirige el proyecto American Newspapers Repository. En el sitio de la Association of Research Libraries puede hallarse buena parte de las intervenciones que causó la publicación de Double Fold: Libraries and the Assault on Paper.

2. ROSENZWEIG, R. «The Road to Xanadu: Public and Private Pathways on the History Web». Journal of American History. Volu. 88, n.° 2, septiembre de 2001, pp. 548-579.


Websites de ensayos, estudios o exhibiciones históricos

Tal como los concibe Darnton, al que hemos citado en un artículo anterior, los sitios que presentamos aquí poseen una particularidad: todos ellos pretenden aprovechar diferentes recursos para producir un «texto» menos lineal que el que implica la escritura tradicional académica, ya que esta última no puede presentar sonidos o imágenes en movimiento como parte documental del relato, ni pretende presentar los borradores, la marginalia o las notas que acompañaron el proceso de elaboración del texto final.

Salta a la vista en este breve recorrido la ausencia de sitios en idioma español. Hace poco Richard Slatta, un historiador conocido por la historiografía argentina, publicó junto con E. Kale Haywood un artículo en la revista Social Science Computer Review (volu. 3, n.° 2, verano de 2005), titulado: «Enhancing Latin American History Teaching and Research with Computers». En él se enumeran muchos sitios de provecho, pero en su mayoría se trata de repositorios bien organizados de materiales. La lista, poco poblada de recursos en nuestro idioma, puede recorrerse en la página mantenida por el propio Richard Slatta.

Asimismo, el artículo publicado por Herbert Klein y Francisco Vidal Luna –ambos prestigiosos historiadores, especialistas en Historia de Brasil– en la revista Hispanic American Historical Review de noviembre de 2004, «Sources for the Study of Brazilian Economic and Social History on the Internet», nos permite conocer una serie de grandes sitios que recolectan información fundamental y de calidad certificada. Esto es así dado que esa información, proveniente de organismos estatales o instituciones privadas, ya ha sido sobradamente consultada y evaluada por numerosos historiadores.

La existencia de sitios como los resumidos hasta acá refuerza la idea de una internet apta para consolidar paquetes de datos y permitir una recuperación rápida de la información requerida; en cambio, debe destacarse la escasa producción de sitios en los que el objetivo de la interpretación histórica esté al mismo nivel que el de la recuperación de fuentes primarias.

Una búsqueda en Google del término «historia argentina» arroja en los primeros lugares solo un sitio institucional (el sitio de la Academia de la Historia), que en la actualidad se encuentra un puesto por debajo del sitio de Felipe Pigna. El sitio de Pacho O'Donnell también figura entre los primeros lugares, a diferencia del sitio de Eduardo Saguier, quien ha escrito un libro que abarca desde el 1600 al 2000 y lo «colgó» de la red para su consulta, que no figura entre los 100 primeros puestos. El libro se denomina Un debate histórico inconcluso en la América Latina (1600-2000).

A excepción del sitio dirigido por Felipe Pigna, la mayoría de los sitios referidos no presenta ninguna variedad de recursos (documentos históricos, ensayos, grabaciones, filmes, fotos, etc.). Por su parte, los departamentos o escuelas de historia de las distintas universidades nacionales no han desarrollado sitios web sino para informar acerca de planes de estudio, proyectos de investigación y fechas importantes en el calendario académico. Muchos de ellos se encuentran bajo el paraguas de la unidad académica a la que corresponden: es relativamente fácil alcanzarlos a través de buscadores pero la búsqueda debe ser específica. En efecto, la inexistencia de recursos diversos en sus páginas hace de los sitios de historia construidos por los departamentos argentinos menos una estación en un hipotético recorrido por la red que una presentación obligada de una dependencia académica. Vale la pena recordar aquí que las posibilidades de «alcanzar» un sitio a otro en la web son cada vez menores, a medida que aumenta la complejidad de la red. Pueden consultarse mapas e información sobre el tema en revistas como Cybermetrics o en sitios como Cybergeography. En ese sentido, si quisiéramos practicar la creación de «caminos» personales como la que promovía Robert Darnton, pocos de ellos alcanzarían los sitios de los departamentos de historia argentinos. El problema es particularmente grave, dado que son estos sitios los que pueden garantizar la calidad de la información.

La oposición entre la historia escrita por divulgadores y la escrita por historiadores libra en la Web otra de sus batallas, pero la explicación del éxito de algunos sitios orientados a la divulgación vuelve sobre algunos problemas arriba señalados; mas como se podrá advertir, tanto unos como otros no exponen sino una concepción de la web más orientada al archivo que a la creación de formas novedosas de construcción del conocimiento. Las dificultades en la generación de sites creativos es uno de los puntos más importantes en los programas de seminarios dedicados a la relación «historia e internet», pero estos son escasos en español. Una mirada a uno de los más famosos de ellos permitirá entender por qué además de recorridos por la web se hace necesario el análisis y la construcción de sites y el aprendizaje de distintas herramientas específicas.

La ausencia de actividades ligadas al conocimiento de internet en los currículos académicos no es un problema de escasa relevancia, en la medida en que algunas técnicas han logrado ya afianzarse, como son los casos de los seminarios sobre técnicas aplicadas en historia oral o en historia audiovisual, o como los casos menos frecuentes de seminarios dedicados al aprendizaje de manejo de software como el SPSS o Atlas-Ti. La extensión de los usos de la Web, aun si resulta absolutamente desigual incluso entre la población universitaria, es continua, y el aprovechamiento de los recursos existentes en ella está claramente ejemplificado en el importante lugar que ocupa el sitio de monografías más conocido en idioma castellano. En cambio, los sitios diseñados por historiadores académicos, en los que se exploten los recursos del medio para la enseñanza profesional de la historia, brillan por su ausencia.

Las revistas específicas, en formato papel, aún no han hecho parte de sus secciones la crítica de sites (pueden hallarse reseñas en algún número de la revista Prohistoria); tampoco han puesto en línea parte de su producción. Puede mencionarse, de todos modos, la exitosa producción de revistas online como Mundo Agrario. Un listado de revistas digitales puede hallarse en la exhaustiva web de Universia.


1 En el n.° 3 de la esa revista puede leerse el artículo de Robert Griffith, «Un-tangling the Web of Cold War Studies; or, How One Historian Stopped Worrying and Learned to Love the Internet», que contiene sólida información sobre los sitios dedicados a la guerra fría.

Grandes sitios

En este apartado revisaremos tres sitios que contienen materiales de diverso tipo y origen. No son los únicos, pero por su forma de organización, por la cantidad de consultas, y por la cantidad de recursos que los integran merecen especial atención.

El primero de ellos sobresale por el carácter público del emprendimiento (aun si es financiado parcialmente por entidades privadas). Se trata del sitio American Memory de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Una cantidad impresionante de materiales integra cada uno de los tópicos que pueden consultarse en este sitio (historia afroamericana, publicidad, inmigración, tecnología e industria, presidentes, historia de los nativos americanos, religión, mapas, entre muchos otros). Algunos ítems pueden mencionarse aquí como ejemplos: bajo el tópico «publicidad» podemos encontrar más de cuarenta filmes en la colección sobre Coca-Cola entre 1951 y 1999; y más de novecientos pósters bajo la colección de la Work Projects Administration, que abarca desde 1936 a 1943. Estos pósters describen distintos programas estatales y ofrecen un archivo incomparable para el estudio de las políticas del presidente Franklin Delano Roosevelt durante el New Deal. En el tópico «ciudades, pueblos» podemos hallar la colección de fotografías de Robert Runyon, un fotógrafo de frontera, con más de 8 mil imágenes; o bien dar con la colección de 141 libros acerca de narrativas de la región de la bahía Chesapeake. En la sección de «Historia de las mujeres» hallamos una colección de libros y panfletos acerca del sufragio femenino, con más de 10 mil páginas digitalizadas. Con un poderoso motor de búsqueda, la información recogida en este sitio es de fundamental importancia para la historia de los Estados Unidos (una búsqueda de la palabra hillbilly, por ejemplo, nos entrega más de 30 ítems –imágenes, documentos, archivos mp3 o Real Player y fotografías– «cruzando» más de media docena de colecciones).

Otro de los sitios que debemos mencionar aquí es el del Roy Rosenzweig Center for History and New Media. Perteneciente a la Universidad George Mason, alberga más de una docena de proyectos multimediáticos; una serie de herramientas para organizar información, construir sitios web o blogs, entre las que se cuentan, por poner dos ejemplos, un programa para armar líneas de tiempo y un buscador de programas de cursos (Syllabus Zinder). Posee además un apartado con distintos recursos en línea (por lo general provenientes de otros sitios) y una sección de noticias. La sección dedicada a ensayos sobre historia y New Media permite la lectura de clásicos sobre el tema, y se actualiza periódicamente. Esta sección resulta doblemente significativa debido a que muchos de los artículos que se encuentran en ella fueron publicados en revistas académicas de costosa suscripción (tanto a la versión papel como en la on line). Los proyectos del CHNM son sitios web de notable calidad: entre otros el ya mencionado sitio sobre el 11-S o World History Matters, uno sitio que fue concebido como un puente a otros recursos de la web para la enseñanza de la historia y que en la actualidad posee más de 1000 documentos históricos para consultar en línea (textos, imágenes y audio) y más de 800 links a otros sitios web. El sitio World History Matters es de particular relevancia para los no estadounidenses, debido a que presenta documentos y recursos sobre procesos históricos no específicamente ligados a los Estados Unidos de una manera original: como ejemplo puede mencionarse aquí la sub-sección de análisis de documentos en la sección «Documentos para la Historia Universal», en la que se presentan distintos casos que muestran cómo los investigadores interpretan los diferentes tipos de evidencia histórica. El caso que trata sobre el análisis de la prensa aborda una serie de interrogantes planteados en el panel de la izquierda («¿Cómo se puede leer un periódico "entre líneas"?», «¿Qué podemos aprender leyendo la publicidad?», entre otros), mientras que el panel de la derecha se utiliza para presentar fotografías mientras escuchamos la grabación de un docente exponiendo una respuesta y podemos optar por seguir la transcripción del relato en una ventana flotante.

Finalmente mencionaremos aquí a H-NET. El sitio es el concentrador de las páginas de más de 200 grupos de discusión acerca de distintos campos de las ciencias sociales (por poner algunos ejemplos: uno sobre Historia de la Eugenesia, uno sobre Antropología Médica; otro sobre Música del sur), con más de 160 mil suscriptores. Por otro lado posee una sección para las reseñas de libros y otra que hace las veces de pizarrón de empleos. Estas redes de discusión en torno a un tema específico utilizan el correo electrónico como herramienta principal; sin embargo, es posible «levantar» la información desde el sitio mismo. De calidad dispar, las redes establecidas permiten obtener respuestas casi inmediatas a interrogantes que nos consumirían una cantidad considerable de tiempo si debiéramos recurrir a procedimientos tradicionales de investigación. Como ejemplo puede citarse aquí la página dedicada a la Historia Latinoamericana, desde la que se puede acceder no sólo a la información que circula por mails sino también a otros sitios, programas de cursos y bibliografías.

Los distintos ejemplos mencionados en este texto no agotan ni mucho menos los diferentes tipos de emprendimientos que cintilan en internet. Una revisión de las comunidades de amateurs o profesionales que se vinculan a través de los Usenet; de las listas de discusión o informativas (pueden consultarse la lista Clío); y más recientemente de los blogs dedicados a la historia, ampliarían el panorama que hemos presentado aquí.