Habitualmente, solemos escuchar con interés la música de un disco que nos gusta, una canción o un concierto, pero no prestamos atención a todos los sonidos que oímos en nuestra vida cotidiana. Cuando caminamos o estamos viajando, cuando hacemos deportes, constantemente los sonidos nos acompañan. Casi todas nuestras actividades tienen un correlato sonoro, pero no siempre nos detenemos a escucharlo. Si nos ejercitamos en identificar las cualidades de los sonidos que nos son familiares (la voz de un ser conocido, la alarma del reloj, el ladrido de un perro, el motor de un aparato) esta experiencia de ndagación, enriquecerá nuestra percepción y conocimiento del universo sonoro.

Si consideramos que el sonido es el material con el que se construye el lenguaje musical, proponiendo actividades que tiendan a un acercamiento atento y curioso al mismo, promoveremos en los alumnos una actitud abierta y permeable a descubrir y explorar el mundo sonoro que los rodea. Esto implica no sólo sensibilizarlos frente a los fenómenos naturales con cualidades estéticas, sino estimular una disposición favorable hacia las diversas poéticas sonoras. Tener una representación acotada del mundo del sonido restringe la percepción y limita las posibilidades de apreciar diversas manifestaciones musicales.

La siguiente propuesta intenta ampliar la percepción y el disfrute de los alumnos, mediante actividades que dirijan su atención e intención hacia la variedad sonora del espacio sonoro circundante, buscando descubrirlo, indagarlo, recorrerlo, disfrutarlo. Para lograr ese objetivo, se abordarán tres procedimientos: apreciación sensorial del mundo que nos rodea, exploración y descubrimiento de fuentes sonoras, y reconstrucción de situaciones sonoras a través de su evocación.

El propósito es que los chicos registren la riqueza de ese universo sonoro que diariamente los acompaña y que, progresivamente, construyan una percepción sensible de la realidad. Partiendo de ese acercamiento curioso y atento, se buscará que comiencen a discernir y descifrar las características de lo percibido.

Comenzar a trabajar en esta dirección, permitirá que los chicos se planteen nuevos interrogantes que seguramente antes no habían surgido: ¿cómo reconozco y diferencio las voces de distintas personas?, ¿por qué cuanto más lejos estoy del objeto que produce el sonido, menos lo escucho? A su vez, se divertirán descubriendo todo lo que pueden y suelen deducir a partir de un sonido: su ubicación espacial (procedencia y dirección), sus características de timbre (color sonoro), altura (áreas sonoras, graves o agudas) e intensidad (referido a la dinámica, fuerte o suave). Estamos habituados a distinguir e interpretar los sonidos de nuestro medio (el timbre o la campana que anuncia el recreo, una alarma o sirena) y los reconocemos debido a sus cualidades.

Contenidos

Propuestas de trabajo

Explorar los sonidos de la escuela

Trabajando con los sonidos del colegio, los alumnos pueden comenzar a explorar las posibilidades de registrar la información sonora del mundo circundante a través de la indagación sensorial y analítica. Se recomienda que no los hagan tomar nota ni grabar lo percibido. De esa manera, se conectarán más atentamente con el acto de escuchar en sí mismo y luego, al trabajar la evocación sonora, se ejercitarán en recordar lo escuchado.

Esta propuesta buscará entonces alentar una actitud curiosa y atenta para con el mundo sonoro que nos rodea, comenzando por el espacio común: la escuela. La idea es organizar "una expedición" y recorrer todos juntos la escuela y su entorno buscando relevar los sonidos que la pueblan y la caracterizan. Al escuchar las distintas voces que se producen adentro de un aula, usted puede señalar y mostrar que, dentro de un mismo tipo de sonido (la voz humana por ejemplo) se observan distintas variantes, y orientar a los chicos hacia una percepción analítica: ¿por qué les parece que no todas las voces que escuchamos son iguales?, ¿qué rasgos las hacen distintas? Es interesante trabajar a partir de esas diferencias y discriminar alguno de los elementos constitutivos del sonido, por ejemplo, la altura y la intensidad. Se puede también, con el mismo ejemplo de la voz, trabajar la textura (disposición entre las voces): detrás de la puerta de un aula podrán registrar una polifonía (combinación simultánea de varias voces), mientras que en otra, se encontrarán con el monólogo de un docente dando una lección de historia (monofonía: una sola voz, sin acompañamiento ni partes adicionales).

Con respecto al intercambio, usted podrá preguntar si alguien quiere compartir algo de su experiencia con el resto del grupo. Tal vez ocurra que, mientras la mayoría de los chicos se concentraban en el golpe de las pelotas picando contra el piso o en las bolsitas de arena cayendo al suelo en una clase de educación física en el patio, otro alumno se interesó en un portazo que llegaba desde la otra punta de la escuela.

Es importante tener en cuenta que, si bien es bueno intercambiar las experiencias personales para desarrollar el campo de la percepción individual a partir de la vivencia del otro, no es necesario que todos cuenten qué escucharon, ni que usted recupere las impresiones sonoras de cada uno de los chicos.

Escuchar el mundo que nos rodea

Con el propósito de continuar y profundizar la exploración de los sonidos, se puede organizar una actividad para que los niños realicen fuera de la escuela: que releven los sonidos de sus hogares y del entorno de éstos. Para esta tarea, el chico contará con la experiencia previa de haber indagado los sonidos de la escuela. Además, usted podrá guiar dicha actividad, conduciéndola con algunas preguntas o consignas orientadoras que permitirán encuadrar las exploraciones individuales. Por ejemplo, puede sugerir que comparen lo escuchado según las horas del día: ¿es diferente el sonido de sus casas a la mañana, a la tarde y a la noche?, si es distinto: ¿cuáles son esas diferencias? Pueden buscar y seleccionar información sonora tanto dentro como fuera de sus viviendas. La idea es que el niño se acerque de otra manera a lo que habitualmente tiene a su alcance, que aprenda a disfrutar el poema sonoro que su entorno le ofrece. Más allá de estar constantemente sometido a la acción de los sonidos que lo circundan, una escucha atenta de eso mismo le permitirá descubrir datos y tener experiencias que, sin una actitud activa y curiosa, no suelen obtener. Todavía más, podrá disfrutar de algunos sonidos cotidianos y relacionarse placenteramente con su entorno sonoro. A través de la actividad, cada alumno armará su propia colección sonora en forma autónoma y sólo quien tenga ganas podrá compartir luego en el aula su experiencia personal con los demás compañeros, enriqueciendo la imaginación y sensibilidad del grupo. De todas formas, no es necesario socializar todas las exploraciones ya que escuchar el relato de todos puede llevar mucho tiempo y es posible que se pierda la atención y concentración de la clase.