En la división sectorial clásica, el sector terciario se define por exclusión respecto del sector primario (agricultura, ganadería, explotación forestal, minera, pesquera, etc.) y del sector secundario (industria y construcción), y abarca actividades tan variadas como la investigación científica y tecnológica y los servicios personales (por ejemplo, los que prestan las peluquerías). Pero, ¿esta clasificación continúa siendo válida para interpretar los procesos de terciarización en curso?

Desde hace varias décadas se está produciendo a nivel mundial un acelerado proceso de terciarización de la economía, es decir, un crecimiento de las actividades que proveen bienes inmateriales o servicios. Esta rápida expansión y crecimiento del sector terciario, que se produce a costa de los sectores productores de bienes materiales (primario y secundario), tiene lugar tanto en los países más desarrollados como en los de menor desarrollo económico. No obstante ello, es importante señalar que el fenómeno de la terciarización adquiere características propias en los distintos países, pues no obedece a las mismas causas ni se entrama en procesos similares.

En los países desarrollados, la terciarización se explica básicamente por el enorme desarrollo alcanzado por los denominados servicios a la producción o servicios a las empresas, es decir, por aquellos servicios complementarios a la producción que se vinculan con las tareas previas y posteriores a la fabricación y que tienden a añadir valor a los productos, mejorar su distribución y racionalizar los procesos productivos. El continuo industria-servicio resultante ha dado lugar al desarrollo de actividades como dirección y control, planificación estratégica, investigación y desarrollo, gestión de personal, tratamiento informático, asesoría fiscal, capacitación y selección de personal, distribución transporte y comercialización, marketing y ventas, publicidad, servicios de posventa, mantenimiento, seguridad y vigilancia, entre otros.

En los países menos desarrollados, la terciarización está relacionada con la expansión de actividades muy heterogéneas y de baja productividad, que requieren escaso capital y poca calificación (comercio minorista, servicios personales), y con la administración pública. Estas actividades sirven, por lo general, de refugio para trabajadores industriales y empleados que han sido expulsados de los procesos productivos. La expansión del sector terciario no se vincula por lo tanto con el desarrollo del continuo industria-servicio y tiende a cumplir fundamentalmente un rol de sector-refugio. Es por ello que en estos casos suele hablarse de una terciarización no productiva.

El fenómeno de la terciarización alcanza su máxima expresión en países con economías muy desarrolladas como los EE.UU., Australia, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Noruega y Suecia. En ellos, más del 70 % de la población activa está empleada en el sector servicios.

Como sucede en esos países desarrollados, la Argentina ocupa más del 60 % de su población activa en comercio y servicios. Sin embargo, la coincidencia es solo cuantitativa, ya que en nuestro país predomina un tipo de terciarización no productiva. Ello revela la poca utilidad de datos que, bajo una misma denominación, esconden realidades socio-productivas distintas, tanto entre países como al interior de cada uno de ellos.

Los cambios que se están produciendo en el sector y la heterogeneidad de situaciones socio-productivas que provoca su expansión son motivos por los cuales diversos autores ponen en cuestionamiento la validez de una clasificación sectorial que fue elaborada en una época en la que existía un cierto equilibrio entre los tres sectores.

Una clasificación geográfica de las actividades terciarias

El hecho de que muchos autores cuestionen la validez de la división sectorial clásica, ya que el terciario se ha convertido en una categoría casi residual, no impide que bajo esa denominación puedan agruparse actividades que si bien son heterogéneas, cuentan con algunos atributos que las distinguen de las de los otros dos sectores. De acuerdo con A. Moreno y S. Escolano, para que una actividad sea considerada servicio debe reunir los siguientes atributos: a) intangibilidad o inmaterialidad, y b) imposibilidad de almacenamiento e instantaneidad del acto producción-consumo del servicio. Atendiendo a estos atributos, los autores mencionados proponen una categorización de las actividades terciarias sobre la base de criterios geográficos, esto es, identificando:

Servicios

Función

Propiedad

Escala

Destinatario

Principios orientadores de la localización

Dirección- regulación. Adm. Pública.

Control político-administrativo de población, territorio y actividades.

Pública.

Sobre todo nacional y local. Algo internacional .

Conjunto de la sociedad y del territorio

Centralidad. Eficacia en la gestión del territorio. Participación en decisiones públicas.

Dirección-regulación.

Dir. de empresas.

Control y decisión sobre las empresas

Privada.

Desde local a internacional.

La propia empresa.

Centralidad. Acceso a la Adm. Pública. Acceso a personal calificado, a información especializada y a servicios a las empresas. Agilidad en contactos y comunicaciones.

Distribución de bienes.

Comercio al por mayor y menor.

Enlace de actividades de producción y consumo. Suministrar bienes.

Sobre todo privada.

Desde local a internacional.

Consumidores (compradores) y empresas (proveedoras).

Acceso al mercado final. Acceso a los productores. Acceso a redes y medios de transporte.

Circulación de bienes y personas

Transporte de individuos y mercancías.

Mixta (pública y privada).

Desde local a internacional.

Consumidores y empresas.

Conexión entre puntos de producción y mercado.

Circulación de información.

Transmitir los flujos de información.

Sobre todo privada.

Desde local a internacional.

Consumidores y empresas.

Conexión entre focos dinámicos. Integración de territorios y sociedades.

Circulación y distribución monetaria (financiera).

Reunir y transferir capitales. Gestionar patrimonios, transacciones monetarias.

Sobre todo privada, en parte pública.

Desde local a internacional.

Consumidores y empresas.

Proximidad a centros dinámicos. Acceso a proveedores de depósitos (ej. bancos) y a demandantes de transacciones financieras.

Servicios a las empresas.

Crear, gestionar, almacenar y manipular información. Ayudar y fundamentar las decisiones empresariales. Ejecutar tareas complementarias de empresas e instituciones.

Mixta (pública y privada).

Sobre todo local y regional.

Empresas

Proximidad al mercado. Disponibilidad de empleo cualificado.

Servicios colectivos

Satisfacer necesidades sociales. Reproducir y mejorar la fuerza de trabajo. Elevar el bienestar y la calidad de vida.

Mixta (pública y privada).

Sobre todo local y subregional.

Consumidores.

Justicia socio-espacial. Acceso a la demanda.

Servicios personales y a los hogares

Cuidado personal. Mantenimiento y reparación de bienes.

Privada

Local.

Consumidores y hogares.

Proximidad al mercado.

Propuesta

Podrán compartir los archivos y documentos y organizar una especie de biblioteca de consulta y alojarla en la red de la escuela o en alguna de las máquinas.

Sugerencias didácticas

Reestructuración tecnoproductiva y cambios territoriales

Uno de los aspectos que caracteriza al proceso de globalización, desde el punto de vista económico, son las importantes y aceleradas transformaciones en los procesos de producción de bienes y servicios. Desde los años setenta se asiste a una reestructuración tecnoproductiva algunos de cuyos aspectos nodales son: el lugar central que ocupa la tecnología de punta, la reorganización interna del sistema trabajo en las empresas, y estrategias competitivas que involucran escalas de acción mundiales y el debilitamiento del rol del Estado nacional en la toma de decisiones. Este proceso ha mostrado contradicciones internas en tanto por un lado se ha acelerado el proceso de concentración de las ganancias en grandes empresas y en el sector financiero, y por otro ha quedado desocupado un importante porcentaje de la población. Asistimos así a un doble proceso de integración con fragmentación y exclusión.

Analizar los problemas que aborda esta propuesta es relevante social y académicamente, y a la vez muy significativo para los alumnos de secundaria, que en poco tiempo, deberán intentar su inserción en el sistema laboral.

Se sugiere recurrir a las páginas de organismos internacionales como la OIT y la Unesco, que realizan apreciaciones y recomendaciones respecto de los diferentes impactos del proceso de reestructuración económica, y a artículos vinculados con el tema publicados por distintas universidades nacionales e internacionales y en medios de comunicación, que usted podrá trabajar con sus alumnos seleccionando los fragmentos que le resulten más adecuados.

También podrían buscarse imágenes que muestren las características del trabajo en diferentes etapas de la historia, que pueden utilizarse para la elaboración de periodizaciones asociadas a las transformaciones en el mundo del trabajo como en otro tipo de propuesta en la que se refuerza la empatía con diferentes actores sociales en sus contextos históricos.

En las periodizaciones se trabajará tomando en cuenta que el mundo antiguo basaba la producción de excedentes en fuerza de trabajo esclava provista por las guerras de conquista; durante el Medioevo, el sistema feudal basó su producción en fuerza de trabajo libre pero atada a la tierra, en lo que se denomina modelo de servidumbre feudal; con la Revolución Industrial y el nacimiento del capitalismo, a fines del siglo XVIII, el trabajo lo realiza mano de obra libre a cambio de un salario, y generando para los empresarios la posibilidad de acumular capital como nunca antes en la historia había ocurrido. La política del Estado liberal afianza y protege la concentración de las riquezas y asegura el control social. A mediados el siglo XIX se verá el nacimiento de la organización sindical obrera y de los partidos políticos de masas: socialdemócrata, laboristas y socialistas que presionan para obtener leyes reformistas tendientes a proteger al sector obrero. Con la gran crisis del modelo económico en los años treinta y en especial luego de la Segunda Guerra Mundial se estructura el Estado de bienestar, cuyo modelo distribucionista y de consumo de masas favorece el pleno empleo y la mejora en la calidad de vida del conjunto de la población. La crisis de la década del setenta y el proceso de reestructuración económica modificarán radicalmente esta situación; se inicia una etapa de pérdida de puestos de trabajo y desempleo cuya resolución aún se encuentra abierta.