Puntuación: uso de los puntos suspensivos, los dos puntos y las comillas

Autora: Verónica Díaz Pereyro Responsable disciplinar: Pamela Archanco Área disciplinar: Lengua Temática: Normativa Nivel: Secundario, ciclo básico Secuencia didáctica elaborada por Educ.ar

Propósitos generales

Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares, la realización en conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del docente como orientador y facilitador del trabajo.

Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes soportes, la evaluación y validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la interpretación.

Introducción a las actividades

Uso de los signos de puntuación: los puntos suspensivos, los dos puntos y las comillas. Citas textuales.

Objetivos de las actividades

Que los alumnos:

Actividad 1:

Les proponemos los siguientes ejercicios para que sus alumnos ejerciten el uso de signos de puntuación y reconozcan su empleo en las citas textuales.

El uso de los puntos suspensivos, los dos puntos y las comillas

Explicar el uso de los signos de puntuación resaltados en los textos, completando los espacios en blanco de las oraciones que siguen a continuación.



1. «En el origen», de Mario Halley Mora

El fruto que había arrancado tenía sabroso aspecto, pero la cáscara era dura. Entonces, en la mente elemental surgió una idea: podía golpear el fruto con una piedra y romper la envoltura. Así lo hizo con éxito, e inventó de esta manera la primera herramienta: el martillo. Contento, fue a buscar otro fruto. Lo halló y al repetir la operación se aplastó el dedo. Entonces, inventó la primera palabrota.


2. «Mensaje», de Thomas Bailey Aldrich

Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.


3. «Llamada», de Fredric Brown

El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta


4. «La bella y la bestia», de Armando Alanís

Con ternura, con delicadeza, la tomó entre el pulgar y el índice y la levantó hasta el nivel de sus ojos para contemplarla de cerca. Demasiado tarde se dio cuenta de que no había sabido medir sus fuerzas: la había despanzurrado.


5. «Ángel de luz», de Agustín Monsreal

Mamá está en mi cuarto, le dije a mi hermana. Dice que quiere hablar contigo, que vayas.

Mi hermana me miró con lástima, aunque también con reproche.

No puede ser, me contestó. Mamá está muerta.

Ya lo sé, pero está ahí. Ven a ver.

Bueno, está bien. Vamos.

Y atravesamos la pared cogidos de la mano.


6. «La estatua», Plutarco, Tratado De Isis y Osiris, 9

La estatua de la diosa, en Saís, tenía esta inscripción enigmática: «Soy todo lo que ha sido, todo lo que es, todo lo que será, y ningún mortal (hasta ahora) ha alzado mi velo».

En Borges, Jorge Luis y Adolfo Bioy Casares (recop.) Cuentos breves y extraordinarios


7. «El hombre que pedía demasiado», de Alejandro Dolina

Satanás: ¿Qué pides a cambio de tu alma?

Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones Y también juventud, poder, fuerza, salud Exijo sabiduría, genio, prudencia Y también renombre, fama, gloria y buena suerte Y amores, placeres, sensaciones ¿Me darás todo eso?

Satanás: No te daré nada.

Hombre: Entonces no tendrás mi alma.

Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).


8. «La raza inextinguible», de Silvina Ocampo (fragmento)

En aquella ciudad todo era perfecto y pequeño: las casas, los muebles, los útiles de trabajo, las tiendas, los jardines. Traté de averiguar qué raza tan evolucionada de pigmeos la habitaban. […]


9. «El dibujo del tapiz», de Arthur Machen (fragmento).

Recordé el cuento de Henry James, El dibujo del tapiz: la historia de un hombre de letras que ha publicado muchas novelas y que oye con alguna perplejidad que uno de sus lectores no había notado que todas eran variaciones de un mismo tema y que un solo dibujo las recorría, como el dibujo de un tapiz oriental. […]


En Borges, Jorge Luis y Bioy Casares, Adolfo (recop.) Cuentos breves y extraordinarios


o En el texto número _____, _________________ se usan para citar el título de un cuento.

o En el texto número _____, _________________ se usan para crear suspenso.

o En el texto número _____, _________________ se usan para desarrollar una idea dicha previamente.

o En el texto número _____, _________________ se usan para introducir la causa de lo dicho previamente.

o En el texto número _____, _________________ se usan para introducir la consecuencia de lo dicho previamente.

o En el texto número _____, _________________ se usan para introducir las palabras textuales de los personajes.

o En el texto número _____, _________________ se usan para introducir una enumeración.

o En el texto número _____, _________________ se usan para sugerir que una enumeración podría continuar.

o En el texto número _____, _________________ y _________________ se usan para introducir una cita textual.

Corrección de un texto

Colocar las mayúsculas, los dos puntos y las comillas que faltan en el siguiente texto.

Comparar el resultado con el texto original y corregir el texto, si fuera necesario.


«El profesional del suicidio», de Miguel Garrido Pérez


el joven ernesto, empuñando una pistola, se presentó en casa del hombre que le había arruinado no voy a matarle, don braulio, dijo, sino a suicidarme ante usted. caiga mi sangre sobre su conciencia y lo que es peor, sobre su magnífica alfombra persa. don braulio le disuadió buenos consejos y una sugerencia si desea quitarse la vida, ¿por qué no lo hace en casa del odioso cortés?. y le convenció con un cheque generoso. aunque no le conozca, la prensa buscará razones y arruinaremos su carrera. pero el odioso cortés le contrató para suicidarse en casa del pérfido suárez, este le pagó para hacerlo en la de su enemigo ramírez, y así sucesivamente. ernesto se retiró veinte suicidios después. la bondad de los hombres me ha salvado, solía decir.


Las citas textuales

Copiar y pegar en un archivo los fragmentos del texto que se indican a continuación, usando los signos de puntuación correspondientes.

1) Citar textualmente el final y omitir la primera parte.

2) Citar textualmente el principio y omitir la última parte.

3) Citar textualmente solo el principio y el final, y omitir algunas partes intermedias.


«El reloj y las costumbres», de U. Eco y G. B. Zorzoli (fragmento)

Símbolo del transcurso del tiempo, instrumento de medición, objeto de decoración doméstica, monumento ciudadano, chuchería portátil, el reloj no podía evitar las temporadas de la moda y los fastos de una iconografía riquísima. En las simbolizaciones medievales lo encontramos como insignia de la prudencia, la temperancia o la sabiduría, símbolo de ponderación, de exactitud y conocimiento. Tiene forma circular y se relaciona con las simbologías solares, con la idea geométrica de perfección, con las representaciones del macrocosmos. Pero el lento consumirse de las horas que él marca lo asocia con la idea de la muerte, de la cual se convierte en continua admonición. No es por azar que en los retratos de los grandes personajes, cuando la imagen intenta captar matices interiores y traducir la vida profunda del alma del retratado, aparece el reloj, puesto sobre una mesa o colgado en la pared, para recordar que el tiempo nos invade en cada fibra y nos conduce, a humildes y grandes, hacia el fin. Pero con el nacimiento de los relojes portátiles, el pequeño instrumento se convierte en un pretexto para rebuscados trabajos de orfebrería. El reloj asume las más variadas formas: huevo, disco, cruz, hexágono, dije y caja, medallón y pendiente. La búsqueda de dimensiones mínimas que hagan de la chuchería una obra maestra de paciencia facilita el nacimiento de la mecánica de precisión.

En: Historia ilustrada de los inventos. Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1962.


Enlaces de interés y utilidad para el trabajo

Reglas de ortografía

Proyecto Aula

Webgrafía recomendada

Ortografía de la Lengua Española. Madrid, RAE, 1999.